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Divagaciones

Una inusual feminista en la Corte de los Habsburgo

Una inusual feminista en la Corte de los Habsburgo

T engo cierta debilidad por Mencía de Mendoza, lo confieso, una mujer que queda poco reflejada en los libros «al uso» de historia, una feminista del siglo XVI. El feminismo, a mi entender, es algo más que un proyecto emancipatorio; se establece en el pensamiento en torno a la igualdad y cultura que conducen a un grado de independencia interior. En aquella época, no era fácil manifestarse€

Mencía nació en Jadraque en 1508. A la muerte de su padre, se convirtió en una rica heredera, además del marquesado de Cenete, poseía un mayorazgo en el Reino de Valencia, que comprendía la ciudad de Ayora y tres baronías. Tuvo muchos pretendientes€ entre ellos, el duque de Alba apremió a su nieto, F. Álvarez de Toledo para que contrajera matrimonio con ella, sin embargo, Carlos I preocupado por el poderío de la Casa de Alba, casó a Mencía con Enrique III de Nassau-Breda, de pensamiento erasmista, consejero y chambelán en la corte del Rey.

Una atmósfera especial, hizo que la residencia del castillo Breda, fuera un lugar de encuentro para artistas y humanistas. Las inquietudes de Mencía, impulsaron a rodearse de personas que le aportaron conocimientos; humanismo ejerció una gran influencia y su tutor, Luis Vives, atisbó su importante personalidad.

A Vives se le considera el primer autor moderno que aboga por la educación de la mujer y escribió: «La mayor parte de los vicios de las mujeres de este siglo y los venideros tienen su origen en la falta de cultura».En la biblioteca de la marquesa estaban presentes Dantey Petrarca. Su ansia de saber influyó en la decisión de ayudar a estudiantes, dándoles la oportunidad de formarse en Universidades españolas y extranjeras: Lovaina y París. La relación entre el humanista y su alumna fue más allá de los límites puramente académicos y la introdujo en el ámbito humanista europeo.

Mencía, practicó esa inusual coherencia que el ser humano olvida frecuentemente y en la que Vives tanto insistió. En colaboración con su esposo, fundó en Bruselas un lugar para huérfanos; una institución para recoger ayudas y distribuirlas entre los necesitados. En su testamento dejó sumas para «los pobres vergonzantes de su tierra».

Aunque contó con el apoyo de algunos sectores renovadores y del propio emperador, sus ideas humanistas fueron una controversia para círculos atados al feudalismo. Sin embargo, ella fue un contacto importante entre las relaciones culturales de España y los Países Bajos.

Cuando se quedó viuda, Carlos I, decidió casarla con el hijo del Marqués de Mondejar, ella se negó. Aceptó, sin embargo, la propuesta de boda con el virrey de Valencia, con la condición que por la indignidad que pudiera afectar a su nombre, Fernando, expulsara de Valencia a una dama con la que mantenía relaciones. Este carácter firme lo heredó de su madre que se enfrentó a su padre y a la reina Isabelpara casarse, por amor, con Rodrigo de Mendoza.

La nueva Virreina, cuya formación estaba basada en la obra de Erasmoy en la enseñanza de Luis Vives, ejerció el mecenazgo con los intelectuales. Fernando de Aragón,proseguiría su formación humanista junto a M. J. Ledesma,que se convirtió en un personaje cercano a la Duquesa.

Una grave hiperobesidad y una calvicie galopante arruinaron la imagen de uno de los cerebros más cultos de Europa.

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