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Tribuna

"Besant la terra per la gran mercé"

"Besant la terra per la gran mercé"

Jaume I sitió la ciudad de Valencia el mes de abril de 1238 „otros historiadores hablan de 1239, la diferencia depende si se sigue el calendario de la Encarnación o del Nacimiento del Señor„ y logró que los moros se la entregaran no el día de san Miguel, como suele decirse, sino la víspera.

El Senyal del Rei fue izado como signo de rendición en la torre más alta de la ciudad, la torre de Ali Bufat, llamada también del Cid, junto a la puerta de la muralla árabe denominada Bab ibn Sajar, que es por donde entró Rodrigo Díaz de Vivar en la primera conquista. Dicho enclave sería regalado a la Orden del Temple por el monarca en el reparto que hizo entre sus tropas del botín de la ciudad.

Una lápida colocada por los Caballeros de la Orden de Montesa cuando eran propietarios del convento hoy sede de la Delegación del Gobierno dice: «Sitio de la torre y puerta de Bab-el-Shadchar, llamada después del Temple, donde tremoló el pendón real de la conquista en 9 de octubre de 1238. Concedida por el invicto rey don Jaime a los Templarios, conservada por la Orden Militar de Montesa y demolida para el ensanche de la ciudad en 1865. Los caballeros de Montesa para memoria».

Viéndola ondear, Jaume I „nos lo cuenta él mismo en su Crónica «e descalvacam, e dreçam nos vers Orient, e ploram en nostres ulls, besant la terra per la gran mercé, que Deus nos havia feyta».

Esta escena ocurrió al otro lado del río Turia, en la zona hoy del Museo de Bellas Artes, junto al convento de la Trinidad. Lo primero que se hizo fue despejar la ciudad de moros. «Ab tant los Sarrahins cuytaren lo exir dels V. diez, que haviem emprés ab ells, e al tercer di aforen tots aparellats de exir. E nos ab Cavallers, e ab homens armats, quif oren prop de nos, traguemlos fora en aquells camps, qui son entre Ruçafa y la Vila, e quant aço haguem feyt entram nos en la Vila».

Esta actividad de sacar a todos los valencianos de religión islámica de la ciudad y mandarlos a otros territorios, junto con el reparto de las casas de la urbe conquistada entre los que le ayudaron, principalmente el arzobispo de Narbona, hizo que se retrasara la entrada solemne de Jaime I en Valencia, fecha que fue fijada para el 9 de octubre. Piénsese que los vecinos de aquella Valencia no eran extraños invasores llegados de improviso, sino que eran nacidos en Valencia, asentados y enraizados en estas tierras, hijos ya de varias generaciones que habían vivido aquí, eran unos más de nosotros. El motivo de su expulsión y arrinconamiento era estrictamente religioso, por ser islámicos, y cultural, por ser musulmanes.

La solemnidad de la toma de posesión fue señalada para el 9 de octubre, día de San Dionysio Obispo y Martyr. Con tal motivo, se estableció «que es faça la Processó del Centenar de la Conquista dia de Sant Dionys en recordacio de la felicissima entrada del Victorios e Serenissimc Rey Don Jaume de eterna memoria, que fonch en semblant dia».

Esta procesión era eminentemente religiosa y discurría entre la Catedral y el Monasterio de la Roqueta. Un acuerdo municipal de 1538 dispuso que la Real Senyera fuera llevada a la Catedral para el Te Deum de acción de gracias y luego formara parte de la procesión.

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