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CEIP Cavite-Isla de Hierro

La escuela que batalla

El Cavite trabaja el aprendizaje cooperativo con tabletas informáticas que ha alquilado con fondos propios del colegio

La escuela que batalla

Sobre la antigua acequia de La Cadena, la frontera entre los barrios de la Malva-rosa y el Cabanyal-Canyamelar, sepultada hoy por la avenida dels Tarongers, se levanta el colegio público de Infantil y Primaria (CEIP) Cavite-Isla de Hierro. Aunque su primer nombre —el segundo apenas trasciende más allá de los papeles oficiales—, recuerda a una derrota naval en Filipinas ante EE UU en el agónico ocaso del imperio español de ultramar, la lucha diaria de esta escuela por una enseñanza pública de calidad, inclusiva e integradora y en valenciano, no es una batalla perdida.

Una muestra de ello es que además de su línea de enseñanza en valenciano cuenta con otra en castellano que es verdaderamente un Programa de Incorporación Progresiva (PIP) a la lengua propia y no un eufemismo. Así los escolares del PIP cursan en valenciano todas las asignaturas salvo Castellano, Matemáticas, Religión y Plástica, que este curso han empezado a impartir en inglés.

Aula de Comunicación y Lenguaje

El Cavite también batalla por la inclusión educativa, pues desde hace seis cursos cuenta con un aula de Comunicación y Lenguaje (CyL) en la que se trabaja por la integración de alumnos con Trastornos del Espectro Autista (TEA).

En el aula CyL, una educadora, una maestra de Pedagogía Terapéutica (PT) y otra de Audición y Lenguaje, atienden este curso a 8 niños. Su trabajo y apoyo facilita que la mitad de estos alumnos pasen la mayoría del tiempo lectivo integrados en aulas convencionales. Forman un equipo «muy implicado que está consiguiendo unos resultados muy buenos, de hecho a algunos padres se les saltan las lágrimas al ver cómo avanzan sus hijos», cuenta Julián Mascarós, director del Cavite.

El trabajo en equipo y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son otra de las señas de identidad de este colegio que ha equipado sus aulas con pizarras digitales y wifi. La apuesta que ha puesto en marcha este curso es el aprendizaje cooperativo con tabletas informáticas, que el centro alquila con fondos propios para que todos los alumnos participen.

«Queremos que los niños vean que las tabletas no son sólo para jugar, sino que también pueden aprender mucho con ellas», relata el director. Así, una hora a la semana todas las clases de Primaria trabajan contenidos de matemáticas y lengua con las tabletas, e incluso los de 4º a 6º lo hacen en inglés.

Inclusión a través de la música

El compromiso por la educación del claustro del Cavite traspasa los muros de la escuela para impulsar junto a otros tres colegios del distrito Marítimo —los públicos San José de Calasanz y Ntra. Sra. del Carmen y el concertado Santiago Apóstol— el proyecto Singa, música en caló, de inclusión educativa a través de este lenguaje universal.

La pasión por la música que trasmiten los maestros sirve en Singa para enseñar a los niños a compartir, convivir, aprender, respetar y disfrutar. Ana Lara, jefa de estudios del Cavite y una de las coordinadoras del proyecto, cuenta que en mayo llevarán al Palau de la Música esta experiencia de música en común que se ha plasmado en el CD Flaumenco. Así se llama el disco que grabaron hace cinco meses y que es fruto del trabajo conjunto de alumnos, padres y docentes.

Pero antes de su salto al Palau, los focos ya miran sobre el Cavite al ser el colegio donde se formó la recién elegida Fallera Mayor de Valencia, Alicia Moreno, cuya sonrisa reluce en la orla de la promoción del curso 1998-99 que cuelga en el enorme recibidor de la escuela.

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