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Los contrastes de la ciudad

Un rincón único en un entorno degradado

El Racó de l'Anell, en el límite con Tavernes Blanques, es un precioso enclave de la huerta - Los alrededores de Sant Miquel del Reis necesitan una actuación urgente

Un rincón único en un entorno degradado

El Racó de l'Anell es uno de los grandes desconocidos de la ciudad de Valencia. Se trata de un grupo de bellas alquerías rodeadas de huerta productiva que pertenece a la pedanía de Poble Nou, aunque sus habitantes no están conectados con el núcleo del pueblo por ninguna carretera. Tan solo un antiguo camino de carros, la Senda del Perolo, les acerca a otro grupo de alquerías. Su acceso se realiza a través de la avenida de la Constitución, muy cerca del Monestir de Sant Miquel dels Reis.

Precisamente, esta «desconexión» de la ciudad ha mantenido prácticamente intacta la trama del Racó de l'Anell, donde las alquerías viven en paz y armonía con el entorno de la huerta, aunque los vecinos se quejan de que Valencia les tiene olvidados, sin apenas servicios pese a pagar los mismos impuestos. Su nombre solo saltó a los medios cuando la revisión del PGOU del anterior gobierno popular planteaba arrasar este pedazo de huerta y convertirlo en zona edificable con centenares de viviendas. En una de las paredes del grupo de alquerías que sobreviven se puede leer «Salvem el Racó de l'Anell». Quienes aman este espacio milenario regado por la acequia de Rascanya desean un futuro sin intervenciones urbanísticas.

Donde sí hace falta una intervención urgente es muy cerca del Racó de l'Anell, en el entorno degradado del Monestir de Sant Miquel del Reis, Bien de Interés Cultural. Varios edificios están en ruina, otros tapiados para evitar su ocupación y la naves cercanas totalmente olvidadas y en desuso. Los muebles y trastos viejos abandonados, la maleza y la suciedad forma parte del paisaje que diariamente se encuentran los visitantes de la sede de la Biblioteca Valenciana y los vecinos que viven en el bloque de 10 alturas situado frente al complejo cultural que, por cierto, el consistorio contemplaba derribar según el plan especial del año 2000, más tarde modificado por el consistorio para ampliar la edificabilidad de la zona.

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