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El bus turístic

Esta semana hemos sabido que sea quien sea quien configure el nuevo Gobierno, desde la Unión Europea se va a volver a exigir un nuevo paquete de recortes que añadirán más sufrimiento a las personas que llevan padeciendo la crisis en sus efectos más perversos, y que además impedirán que la salida de la misma pase por la única política posible y eficaz para reducir drásticamente el nivel de desempleo, esto es, la inversión pública y de estímulos económicos coordinados desde las administraciones públicas. Cuando se debate sobre la creación de puestos de trabajo, ya es habitual que la derecha esgrima el insostenible argumento, de que sólo desde la empresa privada se crea empleo y riqueza, esto último guardándose mucho de para quien, claro está.

Esta semana que termina hemos sabido también que la gestión privada del Bus Turístic puede estar dentro de una nueva presunta trama de corrupción que afecte al anterior equipo de gobierno municipal del PP. Se trata de una gestión privada que ya fue motivo de debate político, a partir de una propuesta que CC OO en la EMT puso encima de la mesa de la Dirección de la empresa, como un elemento más para mejorar y diversificar el servicio del transporte público urbano en la ciudad, convirtiéndose así en un yacimiento de empleo público.

Hace poco más de un año, el pasado 30 de enero de 2015, en el pleno del Ayuntamiento de Valencia, se debatieron dos mociones. Una, presentada por el conjunto de la oposición de aquel momento, versaba sobre la necesidad de un plan de choque contra el desempleo y la otra , la del grupo municipal de Esquerra Unida, proponía que la gestión y explotación del Bus Turístic pasará a ser municipal a través de la EMT. Nuestra propuesta era sencilla. Una vez finalizada la concesión privada, el Bus Turístic sería un servicio ofrecido por la EMT, con la consiguiente subrogación de la plantilla. Se trataba de una gestión más que rentable, como ocurría en otras ciudades , como Vitoria.

El PP contestó a nuestra propuesta, afirmando que la empresa que ofrecía el transporte turístico era de marcado carácter «emprendedor» y que el equipo de gobierno apoyaba estas iniciativas, ya que no sólo no tenía vocación de destructor de empresas, sino que además el ayuntamiento salía beneficiado.

Naturalmente, lo que ocultaron a tod@s l@s valencian@s era que la empresa en cuestión que gestionaba el Bus Turístic desde 1999, Transvia Tours, operaba simplemente con una autorización administrativa, y lo más escandaloso e inaudito, sin pagar ningún canon al ayuntamiento, a pesar de ser obligatorio. Y no contentos con ello y por si fuera poco, le renovaron la concesión cuando la anterior caducó.

Con lo descubierto esta semana ya entiendo mejor a que se referían con aquello de marcado carácter emprendedor. Por eso, no es momento de redactar un nuevo pliego de condiciones para una nueva concesión privada como se ha anunciado, sino aprovechar la situación y recuperar la propuesta sindical de la EMT. Porque no nos podemos permitir el lujo de perder el autobús de nuevo.

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