La cotidianeidad, repleta de pensamientos urgentes, borra lo que es, a veces, realmente importante. Atravesamos la ciudad con prisas y agobios y no miramos como miramos otras ciudades que visitamos. El otro día, desde el bus, un cielo de fuertes azules me impactó, pero rápidamente volví a la lectura de un libro que tenía que terminar. Una amiga me comentó con cierto pudor y preocupación que cuando hacía el amor de pronto, la lista de la compra le venía a la cabeza y «no es que no sienta, se justificó, pero me asalta€». Y ahí vamos todos con nuestras interminables listas y preocupaciones compitiendo con ese tiempo que se evade. Quiero atrapar la arquitectura que escapa€ Seguir las huellas de uno de nuestros más interesantes arquitectos, Demetrio Ribes que asimiló un nuevo estilo más allá del eclecticismo, desatando una famosa polémica entre sus conceptos arquitectónicos y los de Rucabado.
Ribes, amante de la pintura y de la música, admirador de Wagner, realizaba largos viajes con el fin de asistir a sus conciertos. Bagaje que proyecta en su obra.
El hormigón armado, solo se había utilizado en Valencia para la construcción de la Pasarela que atravesaba el río y daba acceso a la Exposición Regional de 1909, construida por una compañía francesa. Él fue iniciador con la «Sociedad Coloma y Ribes, construcciones en hormigón armado» del empleo de este material en las obras civiles del País Valenciano, participando en la construcción de los Docks comerciales del Puerto de Valencia: las dársenas, rodeadas de bellos almacenes que impactaron a los valencianos.
La más conocida de sus obras fue la Estación del Norte de Valencia, proyectada en 1906 y terminada en 1917 cuyo planteamiento apuntaba la arquitectura moderna, lo que le situó a la cabeza de este innovador movimiento.
Me gusta ir a la Estación, aunque no despida a nadie, aunque no espere a alguien. Me gusta contemplar su majestuosidad. La fachada, centra y nivela por la composición simétrica donde predominan las líneas verticales y su cuerpo de gran amplitud horizontal. Es interesante el arreglo espacial de sus huecos y sus encuadramientos. Me gusta este edificio neto, incluido en el estilo de la Secesión con la influencia de Otto Wagner y un recuerdo gótico que se manifiesta en los remates de la soberbia edificación que se enfrenta, sin dañarse, con profusa decoración de elementos cerámicos inspirados en temas valencianos, destacando la escala cromática que proporciona a la distribución del edificio: su funcionalidad y racionalismo.
Siempre me ha obsesionado la magnífica nave de hierro; las ansias de vida y luz de esta tierra reflejada en una hermosa estación donde la gente va y viene, con ese sentido de permanencia racional e intemporal que supo darle Ribes, abierto a las nuevas corrientes y lenguajes arquitectónicos del Secesionismo Vienés o de la obra de Mackintosh, señalando un racionalismo funcionalista, singular y armonioso, cuya influencia murió con él en su temprana desaparición.
La Casa Ribes, situada frente al balneario Las Arenas: simétrica y equilibrada, escueta y bella, sufre el abandono€
Huyo de las horteras proyecciones estampadas sobre las antiguas Torres de Serranos en la Crida, ¡Ay! si las piedras hablasen. Huyo a refugiarme en la Estación del Norte.
