La entrevista al alcalde de Valencia se desarrolla en su renovado despacho del ayuntamiento unas horas antes de la «mascletà». Joan Ribó, que sigue fiel a su costumbre de moverse en bicicleta y al que ahora le pesa no poder llegar a todo, ha hecho un hueco en su apretada agenda de estos días para hacer balance de nueve meses de gobierno.
Fueron muy rápidos al anular la prolongación de Blasco Ibáñez y los derribos en el conjunto histórico del Cabanyal, ¿pero está satisfecho con el ritmo de la rehabilitación del barrio?
No, no estoy satisfecho, pero por desgracia hay cosas que no dependen de mi ni del ayuntamiento. Hay obras que están muy ralentizadas, con unos procesos que son muy lentos para ponerlas en marcha. Tenemos firmado un acuerdo con el Estado para que la gente pueda empezar a rehabilitar, que incluye 240 viviendas, pero todavía no está aprobado el reglamento. En esto no estoy satisfecho, pero por desgracia no puedo actuar.
Tienen cien casas ocupadas en el barrio y usted anunció mano dura contra esta situación. ¿Qué han hecho?
La ocupación se ha abordado ya en la junta de gobierno y vamos a llevar ante el juez las medidas para solventar las ocupaciones. Está claro que esta situación hay que arreglarla y de forma rápida.
¿Hay algún avance en la reformulación de las inversiones del plan Confianza prevista para el bulevar San Pedro?
La Generalitat nos notificó que si no se hacía este proyecto podríamos perder las ayudas. Hace unos días nos han ofrecido reformularlo y vamos a trabajar en ello. Evidentemente, no vamos a hacer el bulevar San Pedro. Se va a eliminar.
¿Cómo es posible que un espacio con el potencial de la marina real Juan Carlos I siga sin ser rentable más de una década después de su remodelación?
Es posible porque tiene una losa de 370 millones de euros de deuda, más otros 60 millones de un producto financiero, que nunca he conseguido entender del todo con el BBVA de Londres, y otros siete millones de euros que tenemos que ir pagando directamente. Una deuda que lastra y aumenta año tras año. El anterior director general, Pablo Landecho, se fue en el momento en que nosotros llegamos y desde entonces hemos intentado reunir al consejo rector, con poco éxito porque desde Madrid no ha habido manera.
¿Pecó de optimismo cuando anunció que revertirían la Zona de Actividad Logística del Puerto a la ciudad?
La ZAL para mí tiene un fuerte elemento simbólico. Además de que soy ingeniero agrónomo y me preocupa la huerta, yo estuve en varias manifestaciones cuando se impulsó la ZAL en la Punta y en alguna tuve que salir corriendo por los campos, junto con mi hija que también estaba, porque había policía por allí. Me hubiera gustado revertirla, pero cuando ves la realidad pienso que quizás sí pequé de optimismo. La parte próxima al mar es muy irrecuperable para cualquier uso agrícola. He de reconocer que la parte próxima al puerto de la ZAL tiene pocas posibilidades de poder ser revertida. Es prácticamente imposible. La otra también es difícil, pero hay que hablar.
¿Hasta dónde está dispuesto a renunciar en el Parque Central?
No queremos destrozar el proyecto inicial ni el parque que diseñó Kathryn Gustafson porque creemos que es muy bueno. Lo que nos plantea el Ministerio de Fomento de hacer un túnel a un solo nivel y no a dos supone alteraciones muy importantes. Lo primero que nos tienen que explicar es qué ventajas económicas supone su proyecto, que aún no hemos podido ver. En las líneas generales desaparecen muchos elementos que no aportan seguramente tanta diferencia de coste.
¿Por qué no tiene Valencia las intraestructuras ferroviarias que sí llegan a otras ciudades?
Eso mismo me pregunto yo. En todas partes se hacen túneles pasantes. Madrid tres, Barcelona dos y Valencia cero. Ya lo dije en Madrid. Casi todas las capitales de provincia tienen túneles pasantes menos una que es Valencia. En eso estamos.
¿Será el centro histórico de Valencia un espacio libre de coches en esta legislatura? ¿Están seguros de que no ocasionará un perjuicio económico a este entorno?
Estoy seguro de que si no del todo, estaremos muy cerca. Este año están previstos pasos importantes para reducir el tráfico en el centro histórico, sobre todo, en el barrio del Carmen. Todos los comerciantes se preguntan cómo les afectará y yo les invitó a ir a Gandia, donde se han aplicado estas medidas. Los comerciantes al principio estaban enfadadísimos0 y ahora los que están en las calles que no se peatonalizaron piden estarlo. Hay algo evidente y es que cuando la gente va en coche no compra, lo hace cuando va paseando. Cuando se peatonaliza o se pacifica el tráfico los comercios ganan. Si el centro histórico de Valencia se peatonaliza, manteniendo por supuesto el acceso para residentes, ganará mucho.
¿Van a recuperar las plazas de San Agustín, la Reina y el Ayuntamiento?
Claro que sí. En la plaza de San Agustín vamos a empezar ese proceso de cambio y va a ser una plaza peatonal salvo una pequeña conexión para el aparcamiento y de entrada a la calle San Vicente y todo lo demás tiene que ser para los peatones. La del Ayuntamiento todavía no la hemos abordado, pero paulatinamente queremos que sea un espacio donde manden las personas y no el coche.
