El Ayuntamiento de Valencia ha contabilizado la caída de 70 árboles y 8 palmeras en lo que llevamos de año, es decir, porcentualmente se han reducido a la mitad estos siniestros respecto a 2015 y 2014. Las cifras ponen de manifiesto el trabajo de revisión y prevención de la delegación de Parques y Jardines. Así, durante todo el año pasado se derrumbaron 36 palmeras (29 en 2014), mientras que se desplomaron 256 árboles (237 en 2014), lo que evidencia la buena progresión que se está llevando durante 2016 cuando ya han transcurrido siete meses.

Las cifras facilitadas incluyen tanto las palmeras y los árboles que sufren siniestros en las tres zonas de la ciudad: norte, sur y las que controla el Organismo Autónomo Municipal. En los últimos ejercicios, la caída de árboles ha sido mucho más acusada en la zona norte de la ciudad que en la del sur, aunque este año la diferencia es menor: 39 por 31.

La delegación que dirige Pilar Soriano también hizo ayer balance de la gestión de las palmeras de la ciudad. Así, desde principios del año en curso, los técnicos del Servicio Municipal de Medio Ambiente y los del Organismo Autónomo Municipal Parques y Jardines Singulares y Escuela Municipal de Jardinería y Paisaje han revisado un total de 4.380 palmeras de diferentes especies, de las que 1.044 han sido puestas en tratamiento por presentar afecciones, en la mayoría de los casos, infección por picudo rojo.

La concejala de Medio Ambiente dio a conocer las actuaciones de inspección y control del arbolado urbano que el Ayuntamiento realiza de manera programada y continua para minimizar los daños a las especies y su afección en la vida cotidiana de la ciudad.

El picudo rojo

El tratamiento en los casos de picudo rojo, como en el resto de enfermedades del arbolado, se ajusta a las medidas establecidas en el Real Decreto 1.31, de 14 de septiembre de 2012, de la Generalitat Valenciana, que establece el marco de la actuación para un uso sostenible de los productos fitosanitarios. Ello implica, explicó la concejala, que el principal tratamiento son las técnicas alternativas, mediante métodos físicos (inspección) y tecnológicos, con el objetivo de reducir los riesgos que los productos fitosanitarios puedan tener en la salud humana y en el medio ambiente.

Así mismo, se promueve la recuperación de los insectos auxiliares, mientras que la utilización de los productos de síntesis (de laboratorio) autorizados, se reserva como último recurso. Es el caso de las actuaciones del control del picudo rojo en las palmeras.

En estos momentos, explicó Soriano, la gestión del picudo rojo se realiza mediante una programación preventiva anual para todas las palmeras urbanas (canarias y datileras) de más de 12 metros de altura. Se establecen 4 tratamientos al año, según la biología del insecto y la persistencia de los productos fitosanitarios. Actualmente se aplica el segundo tratamiento del año (que comenzó el 7 de julio y que durará un total de 7 semanas).

Todas las palmeras en las que se detecta infección reciben los 4 tratamientos. Si no resultan curadas, se procede a su tala. Desde principios de año, el total de palmeras taladas por esta causa (o por riesgo de caída) ha sido de 61.

En este contexto, la concejala se refirió a la palmera caída días atrás en la Gran Vía del Marqués del Túria a la que, a pesar de haber sido correctamente revisada hacía apenas 13 días, no se le había detectado la infección por picudo que padecía. La razón es que el ejemplar presentaba una circunstancia poco habitual: excepcionalmente, la infección se había dado en la parte de la palmera próxima al suelo (al tener varias ramas), en vez de en la zona alta (donde se localizan las partes blandas) y donde se suele producir la infestación del picudo.

La delegada de Medio Ambiente recordó que desde los Servicios Municipales se realiza una revisión continua del arbolado urbano para detectar y actuar en el caso de que haya ejemplares enfermos o afectados por diversas circunstancias del clima.