La Casa Caridad llega a un final de ciclo histórico. Ayer, su presidente Antonio Casanova, confirmó lo que se venía barruntando en los últimos meses: su renuncia a continuar al frente de «la ONG de los valencianos». Llegó con el siglo, en el verano de 2000 y deja el cargo «dieciséis años y un mes después» convertida en una entidad modernizada y, sobre todo, visible en la sociedad y multiaceptada. A lo largo de este periodo, también ha cambiado la sociedad valenciana y, con ella, las necesidades y la demanda ante la puerta de la entidad. De la abundancia del inicio de siglo a la aparente y tenue línea ascendente actual. Y entre medio, «la crisis más grande que hemos sufrido desde la posguerra. Tanto en el número de personas afectadas y en lo que ha durado en el tiempo. Y a pesar de ello, en ese periodo hemos cumplido las expectativas y hemos crecido aún más».

Antonio Casanova justifica su marcha en el recurrente final de ciclo. «Más aún: hace tiempo sugerí limitar la duración de los mandatos del presidente y, sin embargo, no se me acepto. Creo que es importante renovar las instituciones, tanto públicas como privadas. Por higiene institucional. Todo tiene su momento y hay que estar atento a las demandas sociales y también así evitar confusiones. Dejo la presidencia después de 16 años, pero también tras 14 más en la vicepresidencia primera. Las instituciones han de estar al día, llevándolas la gente que le corresponde a cada época».

Más o menos lo que pasó a su llegada. «Cuando accedí a la presidencia consideré que Casa Caridad tenía un poso en la sociedad, sí, pero que había que moverlo. Que la prudencia no es incompatible con estar en primera línea». Lo cierto es que la entidad del logo azul se ha posicionado en consonancia con los tiempos. «Creo que uno de los objetivos principales ha sido el de la profesionalización de su personal, que se sientan a hablar y a entender los problemas... que la institución no es sólo para comer y dormir. Actualmente, el 75 por ciento de los responsables son trabajadores sociales, educadores, psicólogos... lo que más satisfacción me da es pensar que, en estos momentos, Casa Caridad está posicionada como una de las entidades benéficas más importantes, conocidas y valoradas, no ya sólo en Valencia, sino en el resto de España, y que se ha convertido en un modelo a seguir». Un modelo de modernidad es la creación del nuevo logotipo, original de Miquel Navarro. «Es una de esas cosas que haces porque tienes que adaptarte al momento. Casa Caridad tiene su propio emblema centenario, sí, pero hacía falta una imagen más moderna y de ahí surgió al trabajo de Miquel Navarro, que creo que ahora es una imagen que todos asocian con nuestra institución».

La salida de Antonio Casanova no es un acontecimiento inesperado. Se sabía que, una vez inaugurado el Multicentro Social de Benicalap „el pasado 19 de julio„, se habría cerrado el ciclo. Una inauguración y un proceso complicado, que llegó a estar comprometido por las quejas vecinales. «Creo que las quejas fueron un error porque estaban mal dirigidas. Se pensaban cosas que no eran y creo que, a estas alturas, el barrio lo ha aceptado plenamente».

A esto hay que añadir otras actuaciones, como la extensión de la labor en otras poblaciones, como Paterna o Torrent o la creación de escuelas infantiles y comedores sociales para familias. Todo lo cual contribuye a que las historias se acumulen. «Nada puede satisfacer tanto como las historias. Por ejemplo, aquel que ha triunfado en la vida y que viene a contarte que, de niño, acudía a comer con sus padres. Jamás olvidaré a aquella señora que me pedía si podíamos hacer huevos fritos con patatas a lo pobre... la grandeza de Casa Caridad es poder prestar ese servicio».

Junto con su salida también lo hacen el vicepresidente segundo Antonio Gomis y Antonio López Almenar, vocal de la Junta. «No debe sorprender a nadie. Forma parte de la normalidad. Si la comisión ejecutiva está formada por 22 personas, en los años que yo he estado calculo que habrán pasado por ella 40 personas. Afortunadamente, Casa Caridad es transparente en su ejecutoria y el trabajo de los que forman su directiva es totalmente altruista». Ahora se abrirá un proceso electoral. «Soy el primer presidente elegido democráticamente. Todo debe seguir ahora su proceso natural, con la convocatoria de elecciones».