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Camals mullats

Valencia: Cofre y tesoro de reyes

Valencia: Cofre y tesoro de reyes

La pasada semana representantes de Les Corts intervinieron en el Congreso de los Diputados para solicitar la reforma del Estatuto de Autonomía y una financiación justa. También la Generalitat organizó un acto en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, al que asistió una representación de la sociedad valenciana, con el objetivo de poner en evidencia, una vez más, que el auténtico problema de nuestra Comunidad es la insuficiente financiación. Apagados los ecos de ambos acontecimientos, tal vez venga al caso destacar, que el pueblo valenciano siempre ha contribuido con sus impuestos sobradamente al mantenimiento del Estado, desde que empezamos a ser pueblo durante la Edad Media. Tan es así que somos contribuyentes netos, es decir, aportamos más al Estado que lo que recibimos de él.Durante el reinado de Jaime II el Justo (1267-1327) se aplicó un sistema fiscal evolucionado para la época. A los impuestos directos se añadieron otros indirectos que gravaban el consumo, y se aplicaron subsidios extraordinarios y sisas, modalidad de tributo aplicado fundamentalmente al comercio de productos agrícolas. La campaña de Cerdeña supuso una auténtica extorsión fiscal y también se pagaban impuestos para la dote de las infantas. Se trataba de un riguroso sistema fiscal que contemplaba también toda una serie de exenciones. Cuando ocurría con la sequía, o cuando se atravesaba una situación de pobreza severa, la denominada inopia „gnificado diferente al relativo a estar en la inopia que utilizamos en la actualidad„. Cuando se debían sufragar guerras, ya fueran contra Castilla o contra Granada, estaban exentos, y también cuando dedicaban tributos a la construcción de murallas y puentes, elementos necesarios para el desarrollo de la urbe. Debían sufragar las denominadas cenas de presència que consistían en hospedar al monarca (o a cualquier miembro de la familia real) y a su comitiva, con el tiempo dieron lugar a las cenas de absència, consistentes en una cantidad regular y ordinaria, cuyo monto exacto quedó fijado. También las aljamas de los judíos de la Corona de Aragón fueron consideradas «cofre y tesoro del rey», expresión que lejos de ser considerada metafórica evidencia la enorme extorsión fiscal que tuvieron que soportar los judíos valencianos para atender los requerimientos reales. Indica Vicent Baydal en su obra « Els valencians, des de quan són valencians?», que Felipe II, en marzo de 1586, encargó a Diego Hidalgo, maestro de la orden castellana de Calatrava, que tratara de encontrar en el reino de Valencia, un equivalente a la categoría social de los hidalgos castellanos. Éstos eran nobles de sangre obligados a servir militarmente al rey, pero exentos de pagar cualquier clase de impuestos. El maestro tuvo que declarar su perplejidad ante el rey ya que en el territorio valenciano todo el mundo estaba obligado a pagar tributos, ya fueran ciudadanos, caballeros o nobles. Nadie se encontraba exento de pagar impuestos. En la actualidad cuando ha quedado demostrado que la financiación de nuestra Comunidad es injusta y nos sitúa en el furgón de cola, junto con las comunidades peor financiadas, resultan oportunas las palabras del Síndic del Grupo Socialista Manuel Mata, cuando en el Congreso el otro día afirmaba: el Gobierno de España se comporta con nosotros como los señores feudales, reparte trocitos de FLA a cambio del diezmo que le pagamos. Precisamente Valencia, que fue cofre y tesoro de reyes.

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