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Entrevista

Ramón Vilar Zanón: "El ayuntamiento reúne las condiciones para que Montoro deje de tenernos intervenidos»

El concejal garantiza la congelación de impuestos y defiende las terrazas como espacio de convivencia

Ramón Vilar Zanón: "El ayuntamiento reúne las condiciones para que Montoro deje de tenernos intervenidos»

El concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Valencia, Ramón Vilar, defenderá en el pleno del próximo jueves los presupuestos del año 2017, los segundos que hace el Govern de la Nau y los que marcan ya una política económica de legislatura. Vilar se congratula de mantener congelados los impuestos y llevar las inversiones a los barrios antes que centrarse en grandes proyectos. Este año, dice, la gran apuesta es el Cabanyal, al que se dedican 15 millones de euros entre los distintos programas.

El próximo jueves se aprueban unos presupuestos con no demasiada contestación, pero sí con alguna queja por los impuestos y las tasas. ¿Cómo los definiría?

Son unos presupuestos con una congelación absoluta de la presión fiscal. Nunca hemos dicho que fuéramos a bajar los impuestos, pero sí es posible congelarlos y así lo hemos hecho, independientemente de que haya un decreto ley que va al parlamento esta semana en el que el señor Montoro sube un 4% el valor catastral, por lo que hemos tenido que absorber ese incremento bajando el 4% nuestro tipo para no subir el IBI. Todo, tasas e impuestos, se pagarán exactamente igual que en 2016.

Al margen de esa revisión del 4% del catastro impuesta por Madrid, ha habido otra revisión que ha aumentado la recaudación del IBI. Explique esto.

El catastro permanentemente actualiza valores, es decir, que sin hacer subidas generales ni revisiones catastrales (catastrazos), hace inspecciones y actualiza valores de algunos inmuebles en concreto. Eso no quiere decir que haya una subida lineal.

¿Se centra en algún tipo de inmuebles o construcciones?

Siempre se habla de la foto aérea para áticos y sobreáticos. En la ciudad lo que se hace es medir los metros cuadrados de plantas bajas o grandes reformas que han aumentado el valor catastral y siguen estando igual.

El año pasado subió el IBI de los grandes establecimientos comerciales y este año se han reordenado las tasas de las terrazas. Y se ha hablado de compensar esas subidas.

Se subió el impuesto a valores catastrales bastante altos y ahora se trata de ayudar a la pervivencia del comercio tradicional, a la economía urbana identitaria. Vamos a aprobar una línea de subvenciones para fomento de la economía urbana, que gestionará Sandra Gómez, para que puedan acceder a ayudas aquellos establecimientos que tengan arraigo en el centro histórico, que sean autónomos o microempresas, o que realicen una economía cultural, como cines o librerías. Y desde la delegación de Carlos Galiana se va a hacer promoción del comercio.

¿Se ha conseguido al final un equilibrio entre comerciantes, terrazas, ayuntamiento, oposición...?

Obviamente, nadie está conforme al cien por cien, pero se ha llegado a un equilibrio precisamente porque el total de lo que uno quería no lo puede tener.

¿El tema de las terrazas cómo ha evolucionado?

Yo soy el primero que no quiere demonizar las terrazas, porque si se usan correctamente son un espacio de convivencia. Y en una ciudad como Valencia, con un clima privilegiado, la terraza es un elemento necesario para la hostelería. Ahora bien, tienen que tener sus requisitos y no entrar en contradicción con el descanso de los vecinos. No podemos permitir que haya atascos peatonales en calles del centro. Nuestra política no es disuadir mediante la subida de tasas la colocación de mesas y sillas, pero sí distribuir mejor las zonas para distribuir mejor la carga según la categoría comercial de cada calle. Lo que nosotros no entendemos es que una zona como la calle Ruzafa tenga el mismo precio que cualquier barrio.

Otro asunto es la inversión. No hay grandes inversiones para, por ejemplo, un museo fallero, la biblioteca central, la Plaza de la Reina. Son pequeñas inversiones. La oposición habla de ocasión perdida porque es verdad que los ingresos han mejorado.

Bueno, la oposición o parte de la oposición podía haber hecho muchas otras cosas y no haber dejado deudas de operaciones como la Fórmula 1 que iba a salir a coste cero y este año la Generalitat todavía ha tenido que pagar siete millones. Pero bueno, son unos presupuestos que no tienen proyectos estrellas. Son una constelación de inversiones en barrios puntuales pero necesarias, que van a mejorar la calidad de vida de los vecinos. No obstante, el año que viene habrá que plantear algún proyecto más central, como la Plaza de la Reina, y no descartamos, si acabamos el subsuelo, la reordenación del entorno de la Lonja, el Mercat y los Santos Juanes, todo a partir de la plaza de Brujas. Este año la inversión estrella es el Cabanyal, que entre todos los fondos va a tener una inversión de choque de 15 millones de euros.

¿Han quedado satisfechos todos los concejales? ¿Se ha resuelto ese reparto político?

Estoy seguro de que ninguno ha quedado satisfecho plenamente, porque eso quiere decir que todos tienen muchas ganas de hacer cosas por la ciudad. Estos presupuestos no satisfacen ni todas las necesidades de la ciudad ni toda la voluntad de gestión de las delegaciones, pero también es verdad que luego hay unos procedimientos de gestión que tampoco permiten realizar más gasto del previsto, porque todo esto no puede perder rigor.

Hablando de esto. ¿Cómo se va a cerrar el ejercicio presupuestario¿ ¿Van a quedar obras pendientes?

Toda la ejecución de inversiones tiene un trámite previo y es en el último trimestre cuando llegan la mayor parte de las tramitaciones. Yo creo que acabaremos con un nivel razonable de ejecución de inversiones. Y la que no se haya acabado no pasa nada, porque tienen declaración plurianual y pasarán al presupuesto del 17 para seguir su ejecución.

¿Cómo definiría la situación de la economía del Ayuntamiento en este momento?

El ayuntamiento está en condiciones, para ser muy claros, de que nos levanten la intervención de facto a la que nos tiene sometidos Montoro. El ritmo de amortización de la deuda es excelente, el periodo de pago a proveedores se ha bajado de 100 días a 6-7 y la regla de gasto y la estabilidad está más que garantizada, por tanto, podríamos salir de la intervención.

¿Qué supondría esa salida?

Esto significa que el superávit presupuestario se podría aplicar donde el ayuntamiento determine y no a la obligación de devolver deuda. El incremento de ingresos podría destinarse a prioridades municipales y ahora te obligan a pagar deuda o inversiones que están admitidas pero dentro de una rigidez. Esto no debe ir a gasto corriente, pero sí podría disponer de ese dinero para inversiones.

¿Permitiría también contratar más?

El capítulo de personal sube 18 millones en 2017, pero nosotros eso no lo ocultamos, porque los que creemos en lo público entendemos que los funcionarios deben estar bien remunerados. Además, se incorporan nuevas personas, sobre todo para las jubilaciones, ya que aquí no existía la tasa de reposición. La ley Montoro lo dificultaba, pero no hasta el punto de lo que se ha hecho en años anteriores.

¿Y la economía de la ciudad cómo la ve?

Eso no es lo que yo llevo directamente, pero tengo indicadores. Por la proyección de lo recaudado en el último trimestre de 2016, que se cierra en 15 días, del ICIO, al que le hemos bajado el tipo del 4 al 3 por ciento, vamos a recaudar 2,2 millones más, porque se nota cierta reinicio de la actividad inmobiliaria. Yo llevaba tiempo sin ver grúas y ahora las estoy viendo. No es un repunte para tirar tracas, pero ahí está. Y en la plusvalía (impuesto de transmisiones) vamos a tener un incremento de 9,5 millones, porque aumentan las transacciones entre particulares y empresas. Eso significa que la actividad crece. También tendremos 1 millón más en licencias de obras.

¿El plan del Cabanyal puede ser un elemento de dinamización económica en la ciudad?

Nosotros entendemos que el plan de choque del Cabanyal tiene que ser la locomotora detrás de la cual se cree empleo, no solo directo, sino también indirecto. Y cuando el barrio vuelva a la normalidad se va a generar un clima económico de emprendimiento que ya ha empezado en cierta forma. La administración pública tiene que actuar como locomotora del empleo y de la actividad económica en general.

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