Que Valencia ha realizado una importante apuesta por la bicicleta, como gran aliada para hacer una ciudad más sostenible y amable, es algo tan evidente como salir a la calle y comprobar que una gran cantidad de calles y avenidas están «patas arriba» por las obras de construcción de nuevos carriles bici. Está previsto que se construyan este año 20 nuevos kilómetros de vías urbanas ciclistas, aunque lo más importante es que discurrirán por zonas emblemáticas del «cap i casal», lo que servirá también de nuevo polo de atracción turística.
Pero, ¿está justificada esa apuesta? ¿Serán tan importantes las bicicletas en el futuro de la ciudad? Muchos de los indicadores son, desde luego, positivos, aunque ante la pregunta de si existe una economía de la bicicleta, la mayoría de los actores implicados consideran que todavía es pronto para hacer una afirmación de tal magnitud. Eso sí, comienza a vislumbrarse un incipiente sector económico.
La construcción de nuevos carriles bici en la ciudad, como el anillo ciclista de la ronda interior, el de la carrera de Malilla o la avenida del Cid, dan trabajo en estos momentos a 120 personas, según datos facilitados por las propias empresas adjudicatarias. Porque al contrario de lo que sucedía hace no mucho, esto tipo de obras ahora cuentan con varias compañías licitadoras, lo que facilita también las contrataciones.
Mientras, los negocios relacionados con el mundo de la bicicleta se están multiplicando en la ciudad al albor de una infraestructura vial cada vez más potente y amplia. No existen datos oficiales, pero con la ayuda de un conocido buscador, se contabilizan más de 70 negocios de venta de bicicletas, accesorios y recambios o alquiler. «Y cada día se abren más», explica Martín, una de las personas responsables de Rafael Abad, la tienda más antigua de la ciudad, fundada 1922 y que lleva casi 100 años viendo evolucionar el sector de las dos ruedas en el «cap i casal». «Sin embargo —añade— el mercado cada vez se hace más pequeño y hay que repartirlo entre más tiendas», aclara desde el mostrador de la calle Purísima.
El efecto videoclub
«Yo lo llamo el efecto videoclub. La gente ha visto la oportunidad de negocio y se ha lanzado a abrir tiendas. Solo espero que no acabemos como ese sector», se sincera Martín, que además de vendedor, también es usuario. Desde esa perspectiva, el de aquella persona que usa a diario la bici para sus desplazamiento, el dependiente de Rafael Abad tiene claro que hay un «boom» de nuevos amantes de este medio de transporte, «de personas que probaron Valenbisi y se han pasado al uso privado por comodidad, de personas que han perdido el carnet y prueba la bici y ya no vuelven atrás o de aquellos que se deciden a dar el paso porque es un medio práctico y sostenible». «Pero sobre todo —asegura con una gran sonrisa Martín—, quien es usuario de la bici es mucho más feliz».
Como negocio, la tienda Rafael Abad no ve el momento de la explosión del fenómeno de la bicicleta eléctrica. Martín considera que es la clave de la expansión del sector. «En Alemania se venden ya más bicis eléctricas que el resto de modelos de todas las especialidades. Cuando la gente las descubra, nadie querrá bajarse de ellas», considera.
Aunque para éxito inmediato el de las tiendas de alquiler de bicicletas y rutas, ubicadas junto a los principales reclamos turísticos de la ciudad. Viven una espectacular expansión. Mientras Laura atiende a un numeroso grupo de chicas en Touristing Valencia, explica que no paran de abrirse tiendas. «En los últimos años he perdido la cuenta de las que han abierto», relata. Asegura que en temporada alta puede alquilar hasta 50 bicis por día y que su cliente es básicamente extranjero «porque tienen el hábito adquirido, mientras que a los españoles les cuesta dar el paso».
Que Valencia sea una ciudad llana y su buen tiempo es una combinación perfecta para el turismo, por eso Laura considera que es un sector, el de la bici de alquiler destinada al turismo, con mucho potencial. «Lo veo claramente en expansión y cada vez crea más puestos de trabajo. Los turistas que conocen la ciudad en bici están encantados, y cuando estén los nuevos tramos de carril bici terminados creo que van a tener mucho éxito».
El esperado revulsivo
Los usuarios habituales están encantados con esta pequeña revolución de la bici en Valencia, aunque consideran que lo mejor está por llegar. «El carril bici hasta ahora no ha cambiado mucho, porque lo que se ha hecho son pequeñas conexiones, eso sí, muy necesarias. Pero estas semanas es cuando han arrancado las obras importantes y veremos si suponen un revulsivo para la movilidad de la ciudad, aunque sospechamos que sí», asegura Antonio Llópez , miembro de València en Bici-Acció Ecologista Agró.
Llópez aporta otra de las claves de esta nueva economía de la bicicleta. «Yo diría que más que generar dinero, la bicicleta ahorra mucho dinero, sobre todo al ayuntamiento. Piensa que cuanta más gente la use, el mantenimiento de las calles será infinitamente más barato. El asfalto durará más, la ciudad estará más limpia, la calidad del aire mejorará y disminuirá el gasto médico. Es una apuesta a largo plazo».
En todo caso, el nuevo modelo de movilidad para Valencia que defiende el Govern de Nau sitúa al peatón en lo más alto del paradigma de la sostenibilidad. No en vano, los desplazamientos a pie suponen el 48,2 por ciento del total de los que se realizan diariamente en la ciudad, según los datos del último Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS). En segundo lugar el gobierno de Joan Ribó apuesta por la bicicleta como gran aliada para cambiar la forma en la que se mueven los vecinos del «cap i casal», a pesar de que según el PMUS en 2013 suponían solo el 4,8 por ciento de los desplazamientos. «No sabemos a ciencia cierta cuántos usuarios somos en la actualidad, pero se comenta que la cifra de desplazamientos ha aumentado hasta el 10 por ciento. Si es así, estamos en el buen camino».
