El Ayuntamiento de València ha pintado un total de 971 terrazas desde que el Govern de la Nau accediera al poder en junio de 2015. Esa es la cifra que contabiliza hasta el mes de enero de 2017. Es decir, una media de 48,5 al mes, frente a las 38,3 mensuales en la época del Partido Popular. Al menos ese es el promedio que se deduce de la respuesta que da la concejalía de Comercio, Control Administrativo y Espacio Público, en la que se asegura que desde agosto de 2014 hasta mayo de 2015, el equipo de gobierno de Rita Barberá registró 337 terrazas pintadas. Con los números en la mano, en un mes la regidoría de Galiana viene a marcar casi un 26,6% más de terrazas que en la época de Félix Crespo.

Según Galiana, «el problema que existe en el servicio de ocupación de Dominio Público es la ordenanza de aprobada por el PP en 2014 y que incluyó un proceso altamente descoordinado para la reordenación de terrazas». «Trabajamos incansablemente para resolver las terrazas que nos dejó el Partido Popular y que el anterior regidor delegado - refiriéndose a Félix Crespo- manifestó abiertamente que haría en dos meses, cosa absolutamente imposible por la concepción del proceso y por la propia configuración del servicio», espetaba Galiana en su contestación a Alfonso Novo. En ese punto, recogía las declaraciones de Crespo en las que éste anunciaba en abril de 2015 una auténtica ofensiva para marcar las terrazas, «con la intención de tener pintadas 3.300 antes del verano», en palabras del propio edil popular. En un acto ante la Federación de vecinos, Crespo anunciaba que el ayuntamiento iba a lanzar a sus inspectores a marcar el espacio de mesas y sillas a razón de siete zonas diarias.

El PP, pese a ese incumplimiento, insiste ahora en culpar de la «situación de atasco» el que algunos hosteleros que solicitaron a principios de año el uso de la terraza pensando en las Fallas se hayan quedado sin ellas. Además inquiere al actual responsable de licencias si se ha producido alguna reclamación por daños y perjuicios por parte de titulares de hostelería «que habiendo obtenido su licencia en regla y la documentación presentada no hayan podido instalar sus terrazas estas fallas por no haber obtenido su autorización». Galiana recuerda que la ocupación del espacio público es un acto discrecional municipal. «Ningún hostelero puede presuponer que la ocupación le va a ser concedida por lo que no es probable que prospere ninguna reclamación por daños y perjuicios». El pintado fue un recurso ideado para frenar las terrazas ilegales y facilitar inspecciones policiales.