El mercado inmobiliario valenciano va a encontrarse en los próximos meses con una alivio importante ante la falta de suelo para vivienda nueva. La sociedad Valencia Parque Central Alta Velocidad 2003, que ejerce de agente urbanizador público de las obras que rodean este gran proyecto ferroviario, va a sacar a la venta el próximo otoño un grupo de parcelas con una edificabilidad de unos 58.000 metros cuadrados. Es decir, una superficie que permitiría la construcción de unas 450 ó 500 viviendas.

Así lo anunció ayer José Salvador Martínez Císcar, director general de esta empresa de capital público en la que participan Fomento, la Generalitat y el ayuntamiento, durante un desayuno organizado por Cuatrecasas para abordar el impacto en el sector inmobiliario del PAI Parque Central. La decisión se toma una vez es inminente la aprobación de la reparcelación de la primera fase del proyecto, un trámite que se producirá «en semanas».

Este trámite, en realidad, permitirá liberar 135.299 metros cuadrados de edificabilidad. Se trata de la superficie de la fase 1A del PAI. Esta superficie se encuentra en manos de diferentes propietarios, la mayoría públicos, un 70%. Adif tiene un 20% (26.757 metros de techo); y el ayuntamiento, el 9% (11.509 metros). Además, el 29% (38.974 metros) se encuentra en manos privadas, concretamente de dos o tres empresas promotoras inmobiliarias y particulares, por herencias.

En conjunto, la fase se compone de 24 solares, de entre 1.700 metros cuadrados el más pequeño y 17.000 el más grande. Estas parcelas cierran manzanas ya construidas, con lo que supone «una gran oportunidad para el sector». Lo razonable es que saliera todo ese suelo a la venta de forma coordinada, aunque también podría hacerlo escalonadamente.

En total, la fase 1A puede acoger unas mil viviendas. Martínez Císcar, responsable de la mercantil urbanizadora, respondió en todo caso por el suelo del que es titular. La intención de la empresa es comercializar a partir de octubre el 43% que tiene entre los 135.300 metros cuadrados de techo que incluye la primera fase del proyecto urbanístico.

La habilitación del suelo es residencial, con bajos comerciales. La vivienda es su destino principal aunque también puede tener uso hotelero. Las expectativas del sector es que se agote, y rápido. «Tendrá buena acogida», señalaron algunos asistentes. València cuenta con poco espacio para obra nueva. Los cálculos del sector hablan de espacio para unas 2.500 viviendas. Y ninguno en una zona tan central: Benicalap Norte, Quatre Carreres, Malilla o algunos solares de Patraix es el stock en estos momentos.

Según los cálculos de Martínez Císcar, en unos cuatro años podrían estar terminados estos nuevos edificios. Del mismo modo, no se aventura a a señalar si este suelo saldrán en pequeñas parcelas o en lotes. En las próximas semanas, la empresa pública decidirá la estrategia de venta. El director general no escondió que el objetivo de la empresa es «obtener dinero para financiar el soterramiento del ferrocarril». Asimismo, aclaró que no tienen intención de promover ni alquilar el suelo (desde el público se reclamaron alternativas a la venta directa, como promoción delegada o cesión de uso), lo que abre la puerta a una venta directa a promotores en un contexto en que el sector local tiene dificultades para competir con los grandes fondos extranjeros.

Eso sí, será un proceso de venta pública (aunque tampoco está decidido el formato) con lo que se cumplirán criterios propios de la contratación pública. «Serán lo más light posible: buscamos clientes, no proveedores», señaló a los asistentes a la jornada, con representantes de grandes firmas de obra pública y construcción local, como Pavasal, Rover Alcisa, Aza o Bertolín.