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Aniversario

Pont de Fusta cumple 125 años

La estación diseñada por el arquitecto Joaquín María Belda llegó a recibir 60.000 viajeros diarios en los años sesenta

Cumple 125 años la parte más vieja del edificio con fachada a la antigua orilla del río, después Cronista Ribelles 1, que fue terminal ferroviaria del 8 de julio de 1892 al 4 de mayo de 1995, cuando el tramo hasta Palmaret del Ferrocarril de Rafelbunyol fue sustituido a partir del día siguiente por el nuevo adentramiento urbano hasta la estación Alameda, primera sección soterrada bajo viarios de València de la línea 3 del metro. Tras la clausura de la estación fueron restaurados la parte vieja y el añadido posterior del edificio y destinados en 1999 para sede de la policía autonómica.

El siglo y cuarto los cumple la simétrica construcción de líneas clásicas, tres cuerpos y 37 metros de longitud de fachada, proyectada por el arquitecto Joaquín María Belda, que después fue presidente de la Real Academia de San Carlos, para atender los servicios de explotación y sede administrativa de la Sociedad Valenciana de Tranvías. Tenía pasillos cubiertos en ambos extremos y en 1912 le añadieron una marquesina con forja de estilo modernista contratada a Arfella Hnos. Simetría que perdió cuando en 1922 prolongaron el edificio por su extremo oeste.

La estación de Pont de Fusta, comprendiendo el edificio que ha sobrevivido y la amplia playa de vías con sus instalaciones complementarias, fue construida sobre un terraplén que realizaron rellenando los solares con escombros por los que llegaron a pagar hasta una peseta el carro (El Mercantil Valenciano 01-06-1892), para evitar las inundaciones del cercano río Turia.

La desaparición de los raíles de ferrocarril en la estación comenzó el 8 de octubre 1988 con la inauguración del túnel de unión entre las líneas del nortey del sur de València, continuó con el tranvía que sustituyó en 1994 al «trenet» de la línea del Grao y su continuación hasta Empalme, y finalizó después de la clausura del tramo hasta Palmaret el 5 de mayo de 1995.

Pont de Fusta, cabecera de una red de ancho métrico que llegó a transportar en los años sesenta del pasado siglo un promedio de 60.000 viajeros diarios, tenía su continuación urbana en una pasarela cuya sexta heredera continúa facilitando desde el año 2012 el adentramiento hacia el centro histórico de València a los también llegados sobre raíles, pero a bordo de los tranvías de la línea 4.

Los tranvías heredaron el protagonismo del trenet para estudiantes, playeros y falleros, a cuyas comisiones facilita los desplazamientos masivos para la recogida de premios y la Ofrenda.

Incluso la Falla Nador-Milagrosa, que desde 1953 celebraba como acto principal la recepción al Tren Turista Fallero, se acomodó a la situación, y desde el año 1996 recibe a los turistas que llegan en tranvía después del «transbordo en Benimaclet del tren de Chufalandia».

Feliz destino para un edificio histórico que también espero les llegue a las abandonadas estaciones del Grao, la más antigua de España, y de Natzaret, ésta sin trenes desde el 14 de octubre de 1957.

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