La escultura de grandes dimensiones de La Pamela, obra del internacional Manolo Valdés y valorada en 1,7 millones de euros, fue trasladada ayer desde el lago del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe a la Marina de Valencia, donde las piezas quedarán custodiadas hasta que se termine la obra de la peana-mirador donde se colocará la pieza. Los trabajos de desmontaje de La Pamela arrancaron ayer a primera hora. Para sacar del lago el busto, donado por la mecenas Hortensia Herrero a la ciudad, fue necesario utilizar una grúa, que desmontó con sumo cuidado las tres piezas que forman parte de la escultura: el pie, el busto y la pamela. Las piezas, protegidas con armazones de madera y plásticos, fueron llevadas en camión hasta la marina, donde llegaron por la tarde.

La Pamela, que se instalará en la explanada del Tinglado 2 de la dársena, resultó ganadora de una votación popular organizada por la presidenta de la Fundación Herrero para que los valencianos eligieran cuál de todas las cabezas de Valdés expuestas durante el mes de junio en la Ciudad de las Artes se donaría a la ciudad.

El montaje del busto, una vez terminada la peana, acabará el próximo mes de enero.

Mirando al mar

Los operarios trabajaban ayer en dicho pedestal-mirador, formado por una estructura de hormigón, con varios niveles, recubierta de madera. La peana tiene una superficie de 4 por 2,80 metros y con una altura aproximada de un metro. Para el traslado, la pieza se ha desmontado en partes para «lograr la máxima protección», apuntó el arquitecto Carlos Campos, encargado de la coordinación de los trabajos.

La Pamela se colocará mirando al mar. «Es una obra para ser contemplada con una perspectiva de 360 grados. De esta forma refleja mejor su conexión con el mar», destacó Campos. La Pamela irá identificada con una leyenda en la que se explica tanto el título de la obra, el autor y el proceso de cesión llevado a cabo por la Fundación Hortensia Herrero.