Mariano Benlliure fue amigo íntimo de Blasco Ibáñez, desde su juventud. En 1933, llegados los restos del literato valenciano desde Menton (Francia), el Ayuntamiento de València encargó un sarcófago a Benlliure para el panteón que habían comenzado a construir en el Cementerio. Creado para ser visto desde la tribuna a la que se ascendía por escaleras bajo la luz de una claraboya, el conjunto se compone del sarcófago ocupado por la figura yacente de Blasco rodeado de hojas de laurel y envuelto en un sudario. En los laterales se sitúan 18 figuras en bajorrelieves leyendo mientras caminan y que representan a los protagonistas de sus novelas. El sarcófago descansa sobre un basamento de mármol, con bustos de labradores.