Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Candidata a FMV

Padre de Nazaret, madre del Cabanyal, fallera del Grao

Padre de Nazaret, madre del Cabanyal, fallera del Grao

Despide el verano cumpliendo años. Hará 26 el 31 de agosto. «De pequeña era a lo grande. Ahora, como estoy trabajando...». De periodista, en una agencia de comunicación, Decom media. «Alargué cinco años la carrera para poder hacer más prácticas. En la primera agencia no tuve suerte, en la segunda sí, pero tuve que dejarlo porque lo que me ofrecían era a jornada completa. En la actual sí que me dieron la posibilidad de media jornada y poder compaginarlo con ser fallera mayor». Porque ha llegado a su trabajo de verdad tras dar vueltas por diferentes sitios para ganarse el reinado. «Siempre he sido muy independiente. Cuando acabé la carrera aún no trabajaba y aunque me ayudaran en casa quería tener un colchón para poder ser fallera mayor». El socorrido «el reinado me lo pago yo, todo o en parte» propio de las falleras mayores que rondan el cuarto de siglo. «He hecho de todo: dar clases, en una pizzería...». Con los problemas emocio-laborales propios. «En Fallas, durante los tres años que trabadé en el Telepizza de Serrería, vale que estaba durante el turno de cenas, que es un momento álgido, pero siempre conseguí no tener que estar en el cierre para, en cuanto se pudiera, bajar a la falla. El peor momento... cuando los amigos de la falla venían a por su cena y tu todavía estabas allí, trabajando. Aunque fuera con los moños metidos en una redecilla».

Con su padre de Nazaret y la madre del Cabanyal, la historia fallera tenía que ser en un territorio intermedio, en el Grao. «Cuando se conocieron hicieron una «piñita» de amigos y se fueron a Arquitecto Alfaro. Yo ya nací en esa falla». Vivir, viven los tres (es hija única) en Aiora. «Cruzo Serrería y ya estoy».

No fue fallera mayor infantil, pero le tocó en mayores «tuve suerte: sólo me presenté yo». Si no, habría tenido que contar con la suerte «porque si hay más de una, es a sorteo». Pudo intentarlo antes «pero tenía la opción del Erasmus y preferí ir paso a paso. Viví varios meses en Utrecht, en Holanda». Ahora ha compartido el reinado con su padre, que es presidente los últimos cuatro años «y que sabe cuando y cómo llegar a los actos. A mí, que me gusta ser muy puntual y metódica, él me aporta esa tranquilidad de saber que llegar, vamos a llegar cuando toca. Ahora, la que lo lleva como una campeona es mi madre».

En su comisión andan «desatados» cuando llegan las preselecciones. «En los últimos años creo que hemos salido cuatro de cinco. Raquel, Ángela, yo...» y Amparo Lloret, la única que, en 2015, sí que les pudo romper ese techo de cristal que se les resiste: rematar la faena con un nombre en el sobre final.

Compartir el artículo

stats