En silencio, como escuchó todo a su alrededor, pero con la satisfacción de haber recibido, cinco años atrás, el merecido reconocimiento por pionera. València ha perdido, a los 104 años, a una de sus mujeres valientes.

Se ha ido Rosario Balaguer con el siglo cumplido y rebasado. Y forma parte de la historia de la ciudad por ser la primera mujer que, siendo niña, fue inscrita como persona sorda. Suya fue la primera cuota femenina en la ciudad, algo que fue decisivo para empezar a visibilizar una realidad que lo era tan evidente como la de los hombres.

Una vida la suya que fue intensa y, sobre todo, saludable. Porque aún superando achaques, consiguió llegar a la edad centenaria no sólo con plena lucidez, sino hablando de forma nítida. Algo que consigiuó también trabajándolo en el Instituto Valenciano de Audiofonología. Era capaz de leer los labios y, por consiguiente, responder oralmente.

Rosario, con sus hijos, durante el homenaje recibido en 2015

La Asociación de Personas Sordas de València la homenajeó en el año 2015, aún con 99 años, y ella no paraba de reconocer que había sido "feliz". Con sus hijos, nietos y biznietos. Y que no dudaba en aconsejar a los que son como ella: "que estudien y aprendan a hablar bien con las palabras y con las mano. Los sordos tienen que hablar bien".

Lectora de novelas rosa, amante (en la imaginación) de Clark Gable, devota, de buen carácter. Como decía su hijo en aquel entonces, "una bendición de madre", Rosario Balaguer, "Miss Silenciosa" del año 1935, fue capaz de decir muchas cosas desde su particular mutismo.