«Alguien ha debido poner una foto en Instagram y convertirlo en viral porque esto no había ocurrido nunca de esta manera. Y además, ha sido a partir del desconfinamiento». Los vecinos del Palmar asisten, desde hace unas semanas, a un ejercicio de imprudencia, que ahora denuncian para evitar «que cualquier día tengamos una desgracia».

Así lo defiende Cintia Sancanuto, de la Associació Veïnal El Palmar, que recuerda que «para hacerse fotos hay otros lugares que sí que son seguros». Las puestas de sol sobre el lago es una de las estampas más estéticas que se pueden encontrar en el término municipal de València. Hasta ahí todo bien. El problema ha aparecido desde el momento que ha empezado a ponerse de moda detenerse en pleno puente de acceso a la isla. El primero conforme se entra en la carretera. La consecuencia es que las personas acceden al pretil y ahí se quedan a la espera de la instantánea, «sin importarles no ya que esté prohibido, sino que es un peligro». Apenas hay treinta centímetros de «acera», la justa para aquellos, pocos, poquísimos, que hacen el trayecto a pie, algo que, hace dos generaciones, podía ser habitual «y que ahora, en todo caso, lo sufren aquellos que se han quedado tirados con el autobús, que no sería la primera vez, y que tienen que hacer el trayecto andando desde la rotonda de entrada». Lo cierto es que una opción es alquilar una barca, que vale dinero, o parar en la Gola de Puchol «que está saturada y no es fácil aparcar», con lo que el recurso está siendo llegar al puente-trampa. Lo cierto es que por ese puente (no a la vez, sino con sentido prioritario) pasan coches, no necesariamente a la limitada velocidad que se exige «y es peligroso de todas las formas imaginables. Es un lugar de paso, que no está iluminado, por lo que, al anochecer, que es cuando la gente va, aún lo es más». Quien quiere hacer una foto tiene que aparcar el coche «y ahí no hay sitio para aparcar porque, por lo que lo que hacen es dejarlo estacionado en la propia carretera». En definitiva, «un foco de peligrosidad». La asociación ha estado «peinando» las redes sociales tratando de buscar el origen «para, por lo menos, escribir haciendo ver no ya que esté prohibido, que lo está, sino que podemos tener una desgracia en cualquier momento».

Los puentes estrechos es una de las señas de identidad de la carretera del Palmar. Fueron construidos en una época en la que la isla no era un foco de tráfico intenso y están pensadas para otro tipo de vehículos. Los dos primeros mantienen la señalización de prioridad de paso. En el tercero, el último antes de llegar al pueblo, se ha instalado un semáforo que tampoco acaba de convencer. «Está programado para las horas de teórico tráfico intenso, pero no ha solucionado el problema. Lo ue ha hecho es trasladarlo al siguiente puente».