La ciudad inició ayer el mes de septiembre con dos obras en espacios estratégicos. Y lo que para unos son servicios nuevos con los que se dotará a la ciudad de diversidad en el desplazamiento o servidumbres necesarias de mantenimiento, para otros se trata de acciones iniciadas fuera de lugar, especialmente por hacerse en tiempo y forma inadecuados y generar molestias. Y es que ayer comenzaron las obras para la construcción de un carril bici en las Grandes Vías de Ramón y Cajal y Fernando el Católico. Tanto de subida, en dirección a Nuevo Centro, como de bajada, hasta la plaza de España. Una obra singular porque no se hará sobre la acera, sino en el asfalto. Esto obligó ayer a empezar las labores de acometida, que suponen mantener los dos carriles para vehículos convencionales, pero economizando espacio, que tiene que ganar ahora el de autobuses y, por efecto dominó, la nueva calzada roja para velocípedos. Es lo que ha venido a llamarse «eje ciclable», que conecta con otros carriles que penetran en el centro de la ciudad desde las afueras.

Atasco en Quevedo

No muy lejos, la calle Quevedo ha quedado cercenada al cincuenta por ciento de su capacidad por labores de asfaltado. Esto ha convertido esta vía (la de salida natural de los vehículos desde la avenida del Oeste) en un atasco constante. Tanto los que enfilaban esa calle como los que intentaban hacer un rodeo por la calle Huesca y que, a su vez, atascaron la antigua avenida del Barón de Cárcer.

El carril bici ha encontrado la oposición de los comerciantes del centro, cuya presidenta, Julia Martínez, tildó ayer las obras en Radio València como «improcedentes, porque la gente aún no se ha adaptado a los cambios en la calle Colón o en las líneas de autobuses. Va a generar aún más caos y lo más que puede generar es confusión y que la gente evite acceder al centro de la ciudad. No estamos en contra de que existan estos carriles, sino de ir haciendo uno tras otro, sin dar tiempo a adaptarse». Razón por la que van a pedir su paralización -cosa que no se va a producir-. Está previsto, además, que las obras duren tres meses, durante las que también estarán cortadas, convertidas en almacen, algunas de las travesías.

Catalá (PP): "Un despropósito"

El PP, por su parte, salió a criticar no ya la obra, sino su momento. La propia María José Catalá fue in situ a contemplarlas y criticó lo que consideraba un «despropósito» al poner en marcha las obras «cuando han regresado los colegios, el comercios y la hostelería, Han tenido seis meses entre confinamiento y verano sin apenas tráfico para poder realizar esta obras y entorpecer lo mínimo al tráfico rodado».