El Ayuntamiento de València y el Levante UD firmaron ayer un acuerdo con un doble objetivo. Por un lado se rescinde el convenio firmado hace más de una década, que contemplaba eliminar el campo de fútbol, trasladarlo a otro lugar y construir siete torres de viviendas en el suelo que ocupa, una operación que permitió salvar económicamente al club. Y por otro, se acuerda un cambio de planeamiento de la zona para una vez terminadas las obras de la cubierta del estadio acometer una segunda fase de reformas que incluiría la ampliación de la zona comercial y la urbanización de la plaza exterior que queda en uno de los extremos. Tras una visita de buena parte del equipo de Gobierno a las obras del estadio, el alcalde de València, Joan Ribó, y el presidente del Levante UD, Quico Catalán, firmaron un acuerdo que confirma que el estadio se queda donde está y que además hay un plan para mejorar el entorno, potenciando el estadio para que además de encuentros deportivos pueda albergar espacios destinados a uso comercial y terciario. Catalán explicó que el protocolo suscrito ayer «marca un antes y un después», dado que pone fin a «un convenio que fue vital para la supervivencia del Levante», hace diez años. «Nos permite que nuestra casa siga siendo nuestra casa y que este estadio sea además un referente nacional e internacional no solo en el ámbito futbolístico», dijo. Y sobre la segunda fase de las obras, Catalán explicó que se está «en la elaboración definitiva del proyecto». «El Ayuntamiento conoce nuestras intenciones. Parte de eso se ha plasmado en el protocolo. Esperamos todas las tramitaciones y que entre la temporada 21-22 se puedan retomar las obras de la segunda fase. Es un proyecto muy complicado. No solo estamos poniendo una cubierta al estadio», dijo. Ese plan contempla remodelar todo el interior del estadio, rehacerlo y generar zonas comerciales y otros espacios. Según la vicealcaldesa de València, Sandra Gómez, «el protocolo recoge que el Levante reurbanice la plaza contigua al campo y que ocupe unos 800 metros cuadrados de espacio público para ampliar el estadio y acoger dotaciones de restauración, salas de reuniones o infraestructuras más versátiles» para «cubrir más demandas» y poder «rentabilizar» la actividad y el espacio.

En este sentido, Catalán dijo que las nuevas dotaciones posibilitarán que el estadio sea «un lugar de negocio», que se generen «mayores ingresos» para la entidad y rentabilizar la inversión hecha por el club. El alcalde de València, Joan Ribó, se mostró «feliz y encantado» con el avance de las obras del estadio del Levante y descartó comparar su situación con la del Valencia CF, al que le han exigido «hechos concretos» para terminar el nuevo Mestalla de la avenida Cortes Valencianas. Ribó dijo estar sorprendido por la magnitud de la remodelación que están llevando a cabo en el campo del Levante. «Me han sorprendido las obras por su potencial tecnológico y porque sin ocupar casi espacio público se están haciendo unas obras que cuando acaben estaremos todos muy contentos», dijo. Preguntado por si cree que algún día podría visitar las obras del nuevo estadio del Valencia, parado desde 2009, el alcalde rechazó hacer comparaciones, si bien recordó que exigió la semana pasada al presidente Anil Murthy «hechos concretos». «Le dijimos al Valencia CF que el tiempo estaba pasando, que el tiempo se estaba agotando y que era imprescindible que este tema se abordara y que queríamos hechos concretos para poder hablar de cualquier otro tema», indicó el alcalde. «Le dijimos que era el momento de que el Valencia CF avanzara en sus obligaciones. No dimos fechas concretas pero sí que exigimos que esto se pusiera en marcha, que es lo que hace falta. Todas las comparaciones son odiosas y hacerlas con otros estadios no es el momento», indicó. Ribó se reiteró pues, en su postura firme ante el València tras las declaraciones del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en las que invitaba al diálogo y dejaba la puerta abierta a flexibilizar los plazos de construcción del nuevo Mestalla.