Pasearse con mascarilla distaba de cualquier previsión nuestra. Intentar volver la vista siete meses atrás resulta desesperante. Habíamos visto a disciplinados grupos de asiáticos por Ciutat Vella más pendientes de guardar la distancia con los nativos que de levantar la vista para contemplar las gárgolas de la Llotja. Y eso que el edificio de mercaderes de Pere Compte recrea con todo lujo de detalles el infierno medieval. Lujuria, brujería y criaturas monstruosas llevan siglos advirtiéndonos desde los muros, vanos y cornisas de la mejor construcción civil de la ciudad. Debemos prestar más atención a las señales del pasado para perder el miedo al presente. Por eso toca hacernos el ánimo de volver a las calles para reivindicar la vida. De día y de noche como hacían muchos de los que el puto bicho se ha llevado. Me espantan los entierros católicos (por mi culpa, por mi grandísima culpa) y me atraen los calvinistas, con esa propensión hiperbólica al difunto acompañada de manjares y licores. Me parecen entrañables como nuestra urbanidad abierta al mar, ese inmenso espejo que nos alegra el sol y la luna. Celebro el reciclaje de espacios para la cultura, como el de Sant Miquel dels Reis, el antiguo monasterio que ha visto pasar nuestros siglos de civilización, con grandezas y miserias. Usada de cárcel franquista ahora acoge la libertad de la república de las letras de la principal biblioteca pública. El segundo concierto del ciclo ‘A la llum de la lluna’ coincidió el viernes con luna llena. Había refrescado tras el chaparrón, pero Zenet (Antonio Mellado Escalona) mostró todos sus recursos en el recital donde celebró sus 53 años. Cantante y showman impuro de boleros y tangos conjuga en el escenario esa particular voz con sus movimientos de hombros y cadera. Dijo algo nada más salir al escenario que se debe repetir hasta la saciedad, la cultura no es solo segura en estos tiempos de pandemia, sino también necesaria. Todo mi reconocimiento, apoyo y admiración a las gentes que nos hacen la vida mejor: artistas, técnicos, programadores, ayudantes de sala, camareros y personal de limpieza. Imprescindibles. ¡Volvamos al teatro, al cine, a los museos, galerías y conciertos!

Partió la noche y no nos dio tiempo a otra ronda, canta Zenet. Hay que enmarcar el reportaje «Últimas copas en el Carmen» del compañero J.L. García Nieves que abría la portada de ayer de Levante-EMV y El Mercantil. Sacó lo mejor de dos ciudadanos ejemplares que están a pie de calle. Toni Rodilla y Luis Padilla deberían ser contratados como coaching urbanos porque su sentido de València sobrepasa el populismo barato instalado en el hemiciclo municipal. Los propietarios de esos templos cívicos que representan el Café Lisboa y Radio City dan clases de progreso cada día desde hace años cuando abren sus puertas. Por sus barras y sus mesas han pasado miles de vecinos y visitantes para festejar sus alegrías, hacer planes, reír y a veces llorar. Hay que respetar a los cafés igual o mejor que a las piedras porque son nuestra memoria urbana. La situación sanitaria impone razonables restricciones pero cuando salgamos, que saldremos, hay que organizar el mejor homenaje a esos centenares de Rodillas y Padillas que nos acogen en sus casas con sus alegres intenciones para que disfrutemos de nuestro ocio presencial, ahora que se convertirá en más necesario de lo que nunca imaginamos.

Con esa fusión entre nuevo flamenco y jazz, Zenet borda la historia de amor imposible en esa canción hasta que dice: «déjame presumir, de ti un poquito». Debemos presumir mucho de la Marina, el sobresaliente espacio urbano marítimo del sur de Europa. Vicent Llorens gestiona contra viento y marea para que ese trozo de València sea el mejor. Somos cómplices antiguos, pero esta propuesta la hago pública antes de razonarla con él. Hay que abrir la Marina a la seis de la mañana para que la gente vea amanecer. El primer rayo de sol se ve allí y si los locales se ponen las pilas será un sitio especial para desayunar. La Marina ya es tendencia en abrir el ocio matinal con sus conciertos. Así que ahí te la dejo almirante.