Era su día grande y los valencianos no la iban a defraudar. La plaza de la Virgen de València se llenó ayer de fieles que acudieron para aclamar a la Geperudeta, a la Perla del Túria, a la Mare de Déu, a su patrona y la de todos los desamparados, y más en un año como éste en el que la pandemia no ha dado amparo alguno. Eso sí, las aglomeraciones y el fervor de otros años durante el traslado y la Missa d’Infants contrastan con las imágenes que se vivieron ayer a primera hora de la mañana en una plaza en la que apenas 800 privilegiados pudieron disfrutar de la celebración, manteniendo en todo momento la distancia de seguridad.

Colas de fieles para entrar a la Basílica para ver y aclamar a la Mare de Déu. i.cabanes | E.RIPOLL

Después que el pasado año no pudieran celebrarse los actos del día de la Mare de Déu dels Desamparats por culpa del covid, era el turno este año de recuperar el tiempo perdido y demostrar que la devoción y la fe pueden ir de la mano, ‘tots a una veu’, con las medidas de seguridad frente al virus. La Missa d’Infants se convirtió así en el primer acto religioso multitudinario celebrado en España tras el fin del estado de alarma, adaptándose escrupulosamente a las medidas sanitarias vigentes.

Devoción y fe bajo máxima seguridad para felicitar ‘tots a una veu’ a la Geperudeta | E.RIPOLL

Para que ello fuera posible y la jornada festiva transcurriera sin incidentes ni masificación de gente, la Policía Local de València estableció el mayor dispositivo policial en la era post-covid en la capital del Túria perimetrando desde el día anterior la plaza de la Virgen, a la que solo podían acceder aquellas personas que estuvieran acreditadas. Más de 70 policías locales y agentes de la Policía Nacional, con la colaboración de unos 70 voluntarios de los Seguidores, así como de Protección Civil y Cruz Roja, velaron por el buen funcionamiento de la celebración coordinada por la Basílica de la Virgen y el Ayuntamiento de València.

Devoción y fe bajo máxima seguridad para felicitar ‘tots a una veu’ a la Geperudeta | E.RIPOLL

Solo unas 750 personas con invitación, autoridades políticas, civiles y militares, pudieron disfrutar de este acto en la plaza de la Virgen. Otros lo siguieron asomados desde los balcones o incluso desde la distancia fuera del perímetro establecido por la policía. Ello no impidió que también vivieran con intensidad el encuentro con la Geperudeta y vibraran de emoción con los ‘visca’ a la Mare de Déu.

Devoción y fe bajo máxima seguridad para felicitar ‘tots a una veu’ a la Geperudeta

Por primera vez en la historia de la Missa d’Infants, la imagen de la Peregrina salió por la Puerta de los Apóstoles de la Catedral. Al suspenderse el tradicional traslado por cuestiones sanitarias, la Virgen había sido sacada de la Basílica la noche anterior, una vez cumplido el horario del toque de queda y trasladada a la Catedral en la más absoluta discreción para evitar la congregación de fieles.

Devoción y fe bajo máxima seguridad para felicitar ‘tots a una veu’ a la Geperudeta

La tradicional Missa de Descoberta tampoco se pudo celebrar este año, aunque a las cinco de la madrugada los organizadores que preparaban la jornada festiva se llevaron la grata sorpresa de una particular misa privada en la Basílica. Era el anticipo de la celebración horas después en la Missa d’Infants.

Este solemne y tradicional acto estuvo presidido por el cardenal arzobispo de València, Antonio Cañizares, mientras que los cánticos de los niños de la Escolanía de Nuestra Señora de los Desamparados pusieron un año más sus voces al servicio de la patrona de los valencianos.

Dadas las recomendaciones que a lo largo de toda la semana se habían hecho para que la gente no acudiera en tropel a la celebración si no tenían acreditación para entrar en la plaza, apenas unos cuantos fieles se acercaron y siguieron la misa fuera del perímetro establecido, nada en comparación con otros años donde la plaza y las calles adyacentes estaban a rebosar y habitualmente no cabe ni un alfiler. El mayor grupo, de cerca de un centenar de personas, se concentró en la calle Caballeros, desde donde, pese a la distancia, tenían una visión de la imagen de la patrona.

«Hemos probado desde todos las calles y es el mejor punto para seguir la misa, sentir a la Virgen y poder cantarle y aplaudirle», indicaba Manuela, que junto a su amiga Isabel, estuvieron desde primera hora de la mañana listas para un año más estar cerca de la Gepereduta en su día grande. María Amparo y Teresa, con sus tres hijas habían ido andando desde Alaquàs. «Es un día muy emocionante para nosotras, lo vivimos con intensidad, y aunque la hemos visto de lejos no hemos podido evitar llorar de emoción», explicaban mientras esperaban que se abriera el acceso a la plaza para poder acercarse a la Mare de Déu.

El arzobispo Antonio Cañizares centró su sermón en la lucha contra el paro, lanzando un mensaje a favor de mantener las empresas como elemento de regeneración social para salir de esta situación y recordando que la Mare de Déu dels Desamparats es consuelo de afligidos y «sostiene a los que no tienen trabajo o lo han perdido». Del mismo modo insistió en la fe como «única medicina para el desconcierto» vivido a lo largo de este año.

La amenaza de lluvia estuvo presente en todo momento durante la misa con pequeñas gotas hasta que finalmente el cielo rompió a llorar de emoción durante el himno de la Comunitat. Era el colofón final a un encuentro donde la pasión por la Mare de Déu de todos los valencianos se desató con vítores en honor a la Geperudeta.

Los actos en honor a la patrona prosiguieron con la misa Pontifical a la Virgen en la Catedral de València a las 12.00 horas y con el peregrinaje de la Mare de Déu dels Desamparats en su ‘maremóvil’ por las calles del casco histórico, entre las 19.00 y las 20.00 mientras era aclamada por sus fieles, quienes le pidieron que medie para que el próximo año por fin puedan celebrar su ‘cumpleaños’ con traslado, procesión y todo el fervor que se merece.