Tal y como sucedió durante las últimas crisis económicas, en el marco de la actual crisis provocada por la Covid 19, vuelve a generarse el debate en torno a la necesidad de implementación de políticas keynesianas. Siendo continuas las alusiones al keynesianismo económico, como una de las grandes herramientas para combatir la actual situación.

Sin lugar a dudas, se trata de un apasionante tema en torno la figura de John Maynard Keynes, uno de los economistas más influyentes del siglo XX y de toda la historia del pensamiento económico. Y a este respecto, una de las cuestiones que más me llama la atención, es como desde ciertos sectores políticos vuelve a aludirse a Keynes como un economista de izquierdas opuesto al liberalismo económico. Alusiones que resultan totalmente alejadas de la realidad.

En realidad, Keynes fue un economista liberal. Opuesto a los postulados económicos tanto del partido laborista, como del partido conservador, y especialmente del partido comunista, sería miembro de la cámara de los lores por el partido liberal en 1.942.

Durante toda su carrera profesional, Keynes fue un gran defensor de la libre economía de mercado, como la mejor opción para lograr el progreso económico y social. Aunque eso sí, a diferencia de la escuela económica neoclásica (la otra gran escuela de pensamiento económico liberal), el economista británico creía en la capacidad del Estado para poder contribuir a la recuperación económica en situaciones de crisis, a través de la implementación de políticas de estimulo económico.

A pesar de ser un claro defensor del liberalismo económico, de lo que siempre huyó Keynes –y esto es lo que probablemente pudo llevar a la confusión de algunos- fue de los dogmatismos, diferenciándose en ello de los neoclásicos, firmes defensores a ultranza de la autorregulación del sistema de libre mercado, y por tanto de la cero intervención del Estado. Keynes en cambio creía en los matices, y en este sentido consideraba que el Estado en momentos puntuales podía ser un gran aliado del capitalismo, no con la idea del sustituirlo, sino de todo lo contrario; de potenciarlo. Y en sentido inverso –en línea con su visión pragmática- también era firme defensor de la participación del sector privado en la gestión de servicios públicos; es decir, firme defensor de lo que hoy día se conoce como “colaboración público-privada”, fórmula que ya no agrada tanto a ciertos sectores que continuamente reivindican su figura.

Una prueba evidente de su distanciamiento de los postulados de la izquierda política, sería su célebre frase pronunciada en el marco de su conferencia “¿Soy un liberal?”: “la lucha de clases me encontrará del lado de la burguesía”.

Sin lugar a dudas, los postulados de Keynes continúan hoy más vigentes que nunca con motivo de la crisis mundial derivada de la covid 19. No existiendo ningún país con independencia de su signo político que no esté aplicando -en mayor o menor medida- sus recetas de inversión pública y estimulo económico, combinadas con políticas de protección social, de las cuales por cierto sería claro propulsor, el también economista liberal británico, William Beveridge.

Y en este sentido, precisamente el problema del caso español, es que dichas políticas de estímulo están resultando claramente insuficientes en todo lo que se refiere a rescatar a nuestros Autónomos y Pymes vía ayudas directas, situándose nuestro país en esta materia claramente por debajo –en proporción al PIB- de países de nuestro entorno, como Italia, Francia, Alemania o Reino Unido.