Marisa Rosa y Concha Rebollar son dos de los mayores iconos de la devoción mariana en los tiempos modernos. Tres años después, vuelven a ser las primeras haciendo cola para el Besamanos a la Virgen de los Desamparados, acto que se celebrará durante toda la jornmada del miércoles. 

Desde hace años, ambas eran las primeras en acampar junto a la Puerta de Bronce, a la espera de que, al amanecer, se abran las puertas de la Basílica. Pero no se veían en esta tesitura desde 2018. Porque Marisa no faltó en 2019 y entonces no dudó en mostrar su preocupación por la ausencia de Concha. Ese año, la salud no le permitió acercarse.

Después llegó la pandemia y las interrupciones y ninguna de las dos acudió al Pase Reverencial del asado mes de noviembre. Ambas lo reconocían casi al unísono: "no nos enteramos". Cada una por su cuenta. Pero esta vez sí. Y han vuelto con sus sillitas plegables, sus viandas y una manta "porque el viento refresca".

Ahora, con la vuelta a la normalidad "que tanto estábamos deseando", y después de que Concha (81 años) sí que pasara el covid -Marisa (79) asegura que "siempre he dado negativo"- su regreso augura una normalidad. 

El Besamanos, que mantendrá la fórmula de Pase Reverencial, empezará este miércoles a las siete de la mañana y las puertas de la Basílica no se cerrarán hasta que pase el último devoto.