Dos pedanías de València, Carpesa y Benifaraig, se han convertido en el último reducto de los «bous al carrer» en la capital. En el resto de pueblos y en la propia ciudad ya no se celebran este tipo de festejos, como dijo el alcalde de València, Joan Ribó, quien, obviando el caso de esas dos pedanías, aseguró sentirse orgulloso de haber acabado con estas celebraciones en 2016, solo un año después de llegar al gobierno municipal.

Fue en ese año cuando el pleno del Ayuntamiento de València, no sin una fuerte oposición de las peñas, aprobó una moción por la que se prohibían expresamente las modalidades de «bou embolat» y «bou en corda», las dos más agresivas para el animal, así como cualquier otro festejo que pudiera atentar contra el bienestar del animal.

Esto hizo que algunos pueblos, como Benimàmet, dejaran de hacer festejos taurinos, pero, otros, aprovechando a la ambigüedad de la norma, han seguido celebrando «bous al carrer» en otras modalidades menos polémicas. Es el caso de Carpesa y Benifaraig, donde las celebraciones se basan fundamentalmente en la suelta de toros cerriles, es decir, animales que no han sido toreados con anterioridad.

El ayuntamiento incrementará la vigilancia sobre los festejos taurinos para que no se maltrate al animal

Según fuentes de Alcaldía, lo ideal sería que este tipo de festejos no se celebraran en ninguna de sus modalidades. Es más, aseguran que estarán vigilantes con el cumplimiento de todas las normas relativas al bienestar del animal. Pero advierten que desde el ayuntamiento lo único que pueden hacer es evitar la ocupación de vía pública para la celebración de festejos, pero no prohibir su celebración en sí misma, una cuestión que depende de la Generalitat Valenciana y de la Ley de Espectáculos Públicos, recuerdan las fuentes.