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"Con el cierre de las terrazas me obligan a hacer botellón"

Vecinos de la plaza Honduras y Blasco Ibáñez apoyan a los hosteleros y recogen 900 firmas contra la nueva delimitación del espacio público que obliga a quitar mesas y sillas a bares y restaurantes

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El Ayuntamiento de València pinta las nuevas delimitaciones de la plaza Honduras ante las protestas de los hosteleros J. M. López

El recorte de un 53% de las terrazas de la plaza de Honduras y adyacentes de València ha provocado que un grupo de vecinos se haya movilizado y haya reunido ya más de 900 firmas contra esta medida. Varios residentes afirman que va a empeorar su calidad de vida y que los abocan a «hacer botellón».

Manuel Ramos posa ante el toldo, de 38 años, que le obligan a quitar. | JOSÉ MANUEL LÓPEZ

Residentes de la zona creen que se favorece el incivismo

El presidente de la junta de propietarios de la plaza de Honduras, 34, Francisco Rueda, que lleva en el cargo casi 30 años, afirma que las terrazas y la hostelería «no tienen la culpa» del ruido y el incivismo en el barrio. Con este recorte de mesas y sillas «me están invitando a hacer botellón, tendré que coger la bebida e irme a un banco a bebérmela», comenta.

Otra vecina de la zona, Josefa Molina, que es clienta del restaurante El Rincón, lamenta: «están pagando justos por pecadores». Esta terraza, dice, «no molesta a nadie» porque encima de su local no hay ninguna finca y su clientela tiene un alto porcentaje de personas mayores. «Estamos jubiladas y ahora resulta que no voy a poder venir a tomarme una cerveza».

Su amiga Teresa Sancho piensa lo mismo. «Para tomar café, qué hacemos ahora, ¿nos sentamos en un banco?, con esto de quitar terraza, a los jubilados nos quitan el ratito de desayunar o merendar», cuenta. Los clientes de este restaurante están recogiendo firmas. Han reunido más de 900 apoyos, en pocos días. «Están criminalizando al que tiene legal su negocio pero a las fiestas en los pisos, y a los que hacen botellón en el parque, no los persiguen», explican.

«Van contra lo legalizado, pero no persiguen a los lateros»

Raúl Martínez, responsable de los 100 Montaditos, critica al Ayuntamiento de València porque «van contra lo legalizado, contra lo visible». «Contra los lateros y contra los que hacen botellón no actúan», por tanto con esta nueva delimitación de mesas y sillas «se traslada el problema a los parques y a los jardines», porque los clientes van a seguir consumiendo en la vía pública, pero no en lugares autorizados. Martínez anuncia que va a despedir a 2 de sus 10 empleados en cuanto la resolución sea firme, porque le han reducido un 62% el negocio: de 13 a 4 mesas.

Manuel Ramos, que dirige el restaurante El Rincón desde hace décadas, asegura que se está «criminalizando a la hostelería» porque su negocio tiene unos horarios muy concretos: de 8,30 a 00,30 horas. Su clientela es muy familiar, lo conoce hace años e incluso tiene personas con movilidad reducida. Da mucho servicio de almuerzos y comidas a personas mayores. Por eso, piensa que el ayuntamiento «debería haber analizado caso por caso esos 72 locales afectados y haber dado soluciones». Al Rincón le han quitado 100 m2 de los 115 que tenía: pasa de 40 mesas a 4. Con estas cifras tiene claro que va a despedir «a 4 o 5 camareros, no me queda otra». Además, en su caso, le obligan a quitar su toldo, «que lleva en el mismo sitio 38 años, los mismos que tiene el local. Mi pregunta es: si siempre ha sido legal, ¿porqué ahora tengo que quitarlo?».

El conflicto con el ayuntamiento «va a acabar» en los tribunales

Víctor Fernández de Córdova, portavoz de la Asociación de Hostelería Responsable de la plaza Honduras-Blasco Ibáñez, dice que esta eliminación del 53% de las terrazas de 72 locales de la zona «ni es el momento para aplicarla ni va a solucionar nada para reducir el ruido y el incivismo». Fernández tacha de «atropello a la hostelería lo sucedido» y lamenta que la administración «vuelva a perseguir a la actividad reglada» y no a quienes hacen botellón y dan gritos en un parque. Este empresario del conocido pub Big Ben advierte que los hosteleros «vamos a continuar con las terrazas y vamos a llegar a los tribunales, quien ha tomado esta decisión política deberá asumir las consecuencias».

Julia Rodenes es la madre de una hostelera de la calle Ramón Llull. «Teníamos 21 mesas y nos dejan 7, el 70% nos recortan», relata. «Hemos recogido firmas y hemos hecho alegaciones, pero no nos han contestado», apunta. Como vecina del barrio desde hace 40 años, dice que el problema del ruido «siempre ha existido pero no se debe a la hostelería sino a los botellones».

El recorte de mesas y sillas va a obligar a su hija a despedir a al menos 4 trabajadores. Una de las camareras, que va a ser despedida, añade que debido a la reducción de la terraza «vamos a tener que abrir una hora más». «Mi jefa cerraba a las 00,30 horas pese a tener permiso para trabajar hasta la 1,30 de la madrugada, lo hacíamos así por ser respetuosos con el descanso de los vecinos, sin embargo al tener que reducir la terraza pues nos vemos obligados a trabajar una hora más», explica la joven.

Por último, varios hosteleros denuncian que acaban de pagar la terraza que les van a hacer quitar. El 100 Montaditos ha pagado 1.300 euros . La hostelera de Ramón Llull pagó 950 euros, y esta semana, otros 850, por la ampliación. Todo ese dinero lo tienen que reclamar para que se les devuelva.

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