La Lonja de los mercaderes de València atrae cada semana a miles de visitantes, una cifra que con el fin de la pandemia y la peatonalización de la plaza del Mercat no para de aumentar. El monumento abre estos días de manera excepcional su torre, uno de sus espacios cerrados al público por falta de recursos técnicos y personal. Levante-EMV acompañó a uno de los cuatro grupos de 25 personas que el pasado miércoles pudieron acceder al interior de la torre en una de las visitas guiadas y gratuitas organizadas por la Concejalía de Patrimonio y Recursos Culturales para conmemorar el Día Mundial del Patrimonio.
El recorrido por la torre arranca a los pies de su escalera de caracol de belleza matemática y factura única que desemboca en la estancia noble de la primera planta, decorada con un lujoso suelo del siglo XIV de cerámica vidriada de Manises en tonos azul y blanco, restaurado hace dos años y protegido con un vinilo que imita el pavimento original. El esfuerzo de la subida por la estrecha escalera se compensa al llegar a la terraza de la torre, un mirador privilegiado del entorno monumental de la Lonja, dominado por las cúpulas del Mercado Central y los Santos Juanes, coronadas por el «pardal» y la cotorra, rodeados ambos de leyenda y simbología.
La torre, su arquitectura, sus usos y también sus «fantasmas» (porque, según los guías del monumento, «los hay») fascinan a los visitantes, entre los que esta semana había turistas de diversas nacionalidades (alemanes, holandese, argentinos..) y muchos valencianos que no quieren perderse la ocasión «única» de acceder a la Lonja oculta. «Es una pena que no esté siempre abierta», aseguraban al finalizar el recorrido.
No serán más de 400 personas las que podrán acceder a la torre. Los próximos 23, 30 de noviembre y 7 de diciembre habrá nuevas visitas pero ya no quedan citas.
El Ayuntamiento de València ha llevado varias intervenciones como la limpieza y restauración de las fachadas y del Salón Columnario, la recuperación del artesonado de la planta baja del Consolat del Mar y la aprobación de un plan director y otro de evacuación del que hasta ahora carecía el monumento. Con todo, son muchas las actuaciones pendientes que no terminan de llegar, entre ellas, dotar de más personal al monumento para poder realizar las visitas guiadas a la torre. La Concejalía de Patrimonio, siempre con recursos limitados, tiene pendiente de acometer ahora la reparación del hastial de las cubiertas del Consolat dañadas en las lluvias de junio pasado y protegidas con plásticos, una intervención que la dirección general de Patrimonio aprobó el 24 de octubre, según confirman a este diario fuentes de Cultura.
Mientras otros monumentos Patrimonio de la Humanidad españoles como la Alhambra o el Escorial son gestionados a través de un patronato en el que participan distintas administraciones y cuentan con guías y páginas web específicas donde se gestionan visitas e información del monumento, la Lonja de València se antoja la hermana pobre.
