Paralizan la construcción de apartamentos en cuatro fincas

Una promotora ha abierto cuatro grandes agujeros en los patios interiores sin consultar a los vecinos, que reclaman que se restaure la legalidad y que les den la licencia para acabar con la aluminosis

Cuatro grandes agujeros han sido realizados en la terraza comunitaria. | GERMÁN CABALLERO

Cuatro grandes agujeros han sido realizados en la terraza comunitaria. | GERMÁN CABALLERO / j.m.vigara. valència

José Miguel Vigara

José Miguel Vigara

Se van a cumplir casi dos meses y medio y los vecinos de los números 106, 108, 112 y 114 de la calle Poeta Mas y Ros de València viven una situación propia de un tebeo de Mortadelo y Filemón, por no decir de una película de Andrés Pajares y Fernando Esteso. La situación que viven sería kafkiana, o incluso cómica, si no fuera porque de buenas a primeras les hicieron hasta 4 patios interiores ilegales, de no menos de 3 metros por 3, que les han destrozado la terraza comunitaria. Con tanto peligro, que ahora cuando el vecindario sale a tender o fumarse un pitillo corre el riesgo de despeñarse por este patio interior ilegal.

El bloque del número 106 sigue pendiente de licencia para arreglar la aluminosis. | GERMÁN CABALLERO

El bloque del número 106 sigue pendiente de licencia para arreglar la aluminosis. | GERMÁN CABALLERO / j.m.vigara. valència

Los residentes de la finca 106 dieron la voz de alarma y denunciaron ante el Ayuntamiento de València que les han hecho un estropicio de grandes dimensiones en su terraza comunitaria. De hecho, como comentan las afectadas, la empresa que promueve estas obras argumenta que está construyendo unos almacenes para los bajos comerciales de la finca. Sin embargo, estas fuentes señalan que se trata en realidad de apartamentos turísticos en los que ya se están estructurando las estancias, la cocina, el baño e incluso la salida de humos, por el patio interior.

Tras la queja ciudadana, hasta primeros de septiembre no acudió un técnico del Ayuntamiento de València que certificó que las obras que está promoviendo una empresa conocida en la capital valenciana por gestionar apartamentos turísticos, no se corresponden con la declaración responsable que había solicitado.

El servicio de Licencias Urbanísticas procedió a parar las obras y determinó «la inmediata suspensión de las obras en calle Poeta Mas y Ros, nº 106, 108, 110 y 112 bajos que deberá mantenerse en tanto el interesado no esté en posesión de la reglamentaria licencia o autorización a que se halla sujeta la obra pretendida». Según los vecinos, el derribo se hizo «sin apuntalar», «a las bravas», comenta una afectada. Entre otras cuestiones, los residentes recuerdan que estas obras se han efectuado en una terraza comunitaria y «no tienen permiso de las comunidades de vecinos» afectadas. Tras semanas de molestias y quejas, los afectados exigen al ayuntamiento que les conceda la licencia para empezar las obras para reparar la aluminosis que sufre el bloque del número 106 desde hace años. Además, las comunidades de propietarios han solicitado a las autoridades que obliguen a esta promotora «a cerrar los agujeros y dejar la terraza comunitaria como estaba». Para estos ciudadanos, urge que también se regulen los bajos turísticos en los barrios de València y que haya «un máximo por cada zona». No en vano, han proliferado los apartamentos turísticos en antiguos bajos comerciales que estaban vacíos o que se han sido comprados por inmobiliarias. También en los barrios de Ayora y de Isla Perdida, como han denunciado recientemente las asociaciones vecinales.

La coportavoz de Compromís Papi Robles señala que en esta formación política «estamos muy preocupadas por la expansión de los apartamentos turísticos por todos los barrios de València y los problemas que están generando en muchos casos, además de la subida que provocan sobre los precios del alquiler».

Por eso, apunta, «no entendemos que el gobierno de la señora María José Catalá, en vez de controlar este fenómeno y vigilar de cerca que todos cumplan con la normativa, conceda licencias para nuevos pisos turísticos que están saltándose la ley». Mientras tanto, «tiene a fincas enteras de vecinos esperando licencia de obras para tratar problemas de aluminosis». En esa línea, «vamos a preguntar en la Comisión de Urbanismo sobre esta situación de descontrol que está ocurriendo en algunos puntos de València, como en este caso del barrio de Isla Perdida».

No en vano, hornos, oficinas, garajes y hasta talleres de reparación de coches son ahora apartamentos turísticos de bajo coste para acoger a los miles de turistas, que recibe cada día València. Se trata del nuevo «boom» inmobiliario que está experimentando la ciudad en casi todos sus barrios.

El fenómeno se inició hace 5 años, antes incluso de la pandemia, en barrios turísticos como el Cabanyal, Canyamelar, Ciutat Vella o el entorno de la Ciutat de les Ciències; y ahora se ha extendido a las zonas de ocio nocturno como Honduras y Blasco Ibáñez, además de a barrios tradicionales como Ayora, Isla Perdida, Zaidia o Marxalenes.

En esa línea, los representantes de la Asociación de Vecinos de Isla Perdida han advertido en los últimos tiempos de la proliferación de apartamentos turísticos en el barrio. En particular, en bajos comerciales, en plantas bajas, que han sido reconvertidos en viviendas. En la propia calle Poeta Mas y Ros hay varios apartamentos turísticos.

Este tipo de alojamientos no gustan al vecindario porque provocan un aumento de los alquileres y además hay un riesgo de gentrificación, ya que los matrimonios jóvenes se tienen que acabar marchando pues no encuentran un piso digno a precios accesibles.