El Roig Arena transforma Quatre Carreres

La construcción del gran recinto deportivo, cultural y de ocio propicia nuevos negocios, locales de hostelería y apartamentos turísticos en la fachada sur de la ciudad, que destaca por su arquitectura blanca

Figuración del recinto multiusos Roig Arena y su entorno, que incluye la construcción de un parque y un aparcamiento. | LICAMPA

Figuración del recinto multiusos Roig Arena y su entorno, que incluye la construcción de un parque y un aparcamiento. | LICAMPA / hortensia garcía. valència

La metamorfosis urbanística propiciada por el recinto multiusos Roig Arena, el nuevo espacio deportivo, cultural y de ocio que construye el empresario Juan Roig (Mercadona) en terrenos municipales de Quatre Carreres cedidos en concesión por el Ayuntamiento de València, es ya visible. A poco más de un año para que acaben las obras (la previsión ahora es terminar en la primavera de 2025), la nueva y colosal dotación deportiva, pero también de ocio y eventos culturales, ya ha empezado a cambiar la fisonomía del entorno y a lo largo de la avenida Antonio Ferrandis (Bulevar Sur) proliferan nuevos negocios, como cafeterías de diseño, terrazas, hoteles, bloques enteros de apartamentos turísticos, clínicas de estética o de reproducción asistida, farmacias (algunas se han mudado hasta allí desde el centro de la ciudad o del vecino y castigado barrio de Na Rovella), inmobiliarias y tiendas de decoración y muebles.

En el entorno del recinto se ven varias plantas bajas en obras. La actividad de las grúas y los obreros no cesa. Llaman la atención algunos locales comerciales vacíos de las nuevas torres residenciales, pero un portero revela que la mayoría están reservados y a la espera de que acaben las obras del pabellón y el trasiego de máquinas y polvo para acondicionarlos y abrir nuevos negocios.

Las obras de esta infraestructura, que se ubica justo en la frontera del barrio de la Ciudad de las Ciencias con Na Rovella, ambos en el distrito de Quatre Carreres, y que sus promotores definen como un «proyecto de ciudad», cuentan con una inversión privada de 280 millones de euros y supondrán un revulsivo para esta zona de expansión urbanística de la ciudad, escaparate de la nueva arquitectura residencial blanca y una de las más cotizadas y caras de la capital. Quatre Carreres, como Moreras, Fuente de San Luis o Malilla, es o era una de las pocas bolsas de suelo por edificar que quedaban en la ciudad, donde no hay ya suelo para grandes desarrollos más allá del Grao, el Parc Central o Benimaclet. «Todo ha cambiado muchísimo, pero a ver quién compra un piso aquí», apunta un vecino del barrio de Malilla que acude semanalmente, dando un largo paseo por el Bulevar Sur, a comprar al centro comercial El Saler.

La cercanía de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, la nueva conexión con la línea L10 de metro-tranvía que conecta la calle Alicante con Natzaret y discurre por delante del futuro recinto deportivo, así como la presencia de dos grandes centros comerciales en el entorno, han contribuido al lanzamiento de esta zona de la ciudad, hasta hace no muchos años ocupada por huerta y alquerías, que han dado paso a nuevas y exclusivas promociones residenciales cerradas, con portero, videovigilancia y muchas con piscina, un esquema similar al de la avenida de Francia.

El contraste del nuevo barrio que emerge con el recinto multiusos Roig Arena con las barriadas populares y bloques de viviendas sociales del entorno inmediato es patente. En el bajo de uno de ellos, en la calle Ángel de Villena, abrió hace pocos meses Elisabeth Justiniano una peluquería. Venía de la avenida de la Plata y ha apostado por esta zona, que llevaba «muchos años abandonada, porque «se ve buen futuro», afirma la peluquera, que ya tiene clientela de los nuevos bloques residenciales. Las obras del pabellón deportivo y las nuevas construcciones también impulsan la rehabilitación de edificios en la frontera con Na Rovella.

La falta de comercios de proximidad, de servicios como un centro de salud y de aparcamiento son algunos de los problemas que destacan los residentes de este nuevo barrio. Algunos relatan los problemas para encontrar productos básicos como pan. «Al barrio le faltan todavía unos años para consolidarse», apunta Mauricio Baeza, vecino de una de las torres de Antonio Ferrandis, en la salida matutina con su pareja y sus cuatro perros. Se mudaron hace dos años desde la avenida de Francia. Es un barrio muy bien conectado pero echan en falta más restaurantes y cafeterías y augura que el aparcamiento previsto se quedará corto. Cuando hay competiciones de baloncesto los fines de semana «ya ha problemas para aparcar», asegura.

Las grandes dotaciones deportivas suelen dar «protagonismo excesivo a la envolvente». «Arquitectura ostentosa que deja en un segundo plano el espacio donde se ubican», apunta el arquitecto y divulgador David Calvo. Al Roig Arena, sin embargo, «no hay nada que objetarle en lo urbanístico», ya que «sin duda dinamizará más todavía este límite de la ciudad de València, antes un espacio degradado que en poco más de una década ha cambiado por completo».

Los bordes urbanos de las ciudades «siempre son complejos de tratar y este pabellón ayudará» junto a otras edificaciones (dotacionales y residenciales) a revitalizar el entorno.

El Roig Arena, de hecho, llega acompañado de varias infraestructuras complementarias que se incluyeron como condición de la concesión para dar servicio al barrio. Una de ellas fue la construcción por parte del concesionario de un colegio de Educación Infantil y Primaria, el CEIP Les Arts, con 400 plazas. Las obras se ejecutaron hace ya dos años y el colegio está en funcionamiento. También está a punto de terminar la construcción de un aparcamiento en altura que junto con otro espacio de parking en superficie sumarán 1.200 plazas de estacionamiento en el entorno inmediato del pabellón deportivo. Además, el promotor del pabellón tiene previsto urbanizar un nuevo parque de 20.000 metros cuadrados con juegos infantiles y zonas verdes en el entorno del pabellón, donde habrá, además, una sala multiusos de 1.200 m2.

El empresario Juan Roig es el promotor a través de la sociedad patrimonial Licampa 1617 del pabellón Roig Arena, que además de ser la casa del Valencia Basket albergará eventos de otro tipo, como conciertos. En el despacho responsable del diseño, ERRE Arquitectura, explican que «el proyecto pretende convertirse progresivamente en el ancla de un nuevo complejo de edificios, un nodo cultural que atraiga y actúe como catalizador para la creación de un nuevo destino». Su vocación, explican, es «dinamizar el mercado de entretenimiento proporcionando un gran espacio cubierto con capacidad máxima de hasta 15.600 espectadores».

Quatre Carreres, al sur del Eixample, es uno de los distritos más grandes de València, con alrededor de 11.326 kilómetros cuadrados y comprende siete barrios: Monteolivete, En Corts, Malilla, Fuente San Luis, Na Rovella, La Punta y Ciudad de las Artes y las Ciencias. Fue históricamente una zona de huerta, con alquerías, barracas y caseríos dispersos. De hecho, al otro lado del bulevar se encuentra la huerta protegida de En Corts, gran parte de ella en producción y con ejemplos notables de arquitectura rural como la Ermita del Fiscal, que convivirá con la gran dinamización urbana ahora impulsada por el gran recinto multiusos Roig Arena.

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