Desde la creación de la DO Ribera de Duero hace 40 años, se fijó un estilo mayoritario en la zona de tintos con gran estructura, cuerpo y acidez media, arropados por notas especiadas, tofes y tostados. Recientemente han surgido otras iniciativas que elaboran vinos menos corpulentos pero con más matices y mayor protagonismo la fruta fresca.

En este segundo grupo se encuentra Hacienda Solano, una bodega donde la familia Cubillo elabora desde 2001 las uvas de su propiedad que hasta esa fecha vendía a algunas de las marcas más reputadas de su entorno.

La Aguilera, es uno de esos pueblos históricos del Duero donde todavía se pueden encontrar cepas centenarias de Tinto Fino, la Tempranillo castellana. Esto es debido a que en este municipio burgalés no hubo concentración parcelaria y se respetó el viñedo viejo. Aquí prepondera el minifundio, como las 34 parcelas que suman 20 hectáreas de viñedo de Hacienda Solano.

La suerte hizo que el valenciano Toni Sarrión, propietario de Bodegas Mustiguillo, fuera invitado a elaborar su propio vino a partir de uno de estos pequeños pagos y ha acabado incorporándose al proyecto como socio mayoritario.

El primer vino en el que Sarrión ha participado directamente es Hacienda Solano Selección 2016, hecho con Tinto Fino de cepas de 40 años. Un vino de color rojo picota con ribete amoratado, con una nariz expresiva, en la que aparece fruta roja y negra en sazón, con toques minerales, florales, balsámicos y especiados. En el paladar es de fácil entrada, amable, fresco, jugoso, de cuerpo medio, envolvente y con largo final. A este seguirán las nuevas añadas del Viñas Viejas de cepas centenarias y los vinos de parcela Finca Cascorrales y Finca Peña Lobera. Vinos para una nueva generación del Duero.