El Castillo de Cuzcurrita, con bodega y viñedos, se encuentra en el extremo occidental de la Rioja Alta, en la población de Cuzcurrita del Río Tirón. El clima continental es el responsable de que la cosecha se retrase desde mediados a finales de octubre, algo más tarde que la mayor parte de La Rioja, protegida de los fríos vientos del norte por varios sistemas montañosos y a donde llega la influencia de la cuenca del Ebro. De las uvas tintas de La Rioja la Tempranillo es la única que llega a madurar de forma adecuada en este paraje, algo que no consiguen las varietales de ciclo más largo.

Allí hacen vinos como el Señorío de Cuzcurrita, un vino de municipio, que representa el terruño de esta zona, hecho con uvas procedentes del interior de la fortificación medieval y de otros viñedos vecinos. Un tinto que no es el tradicional de Rioja, con mucha carga de fruta fresca, notas minerales, excelente acidez y unos taninos maduros que aportan una magnífica entrada de boca.

Otro de ellos es el Cerrado del Castillo, un vino de finca hecho con las uvas de los viejos viñedos de Tempranillo del recinto amurallado del castillo y que sólo se elabora cuando su enóloga, Ana Martín Onzain, estima que la calidad de la añada es excepcional y la climatología se alía con la sensibilidad y la firmeza de su saber hacer.

El Cerrado del Castillo de 2015 es rojo picota de capa media-alta. El aroma es complejo, elegante, con presencia de fruta roja y frutillos silvestres bien maduros (moras, arándanos), con suaves matices especiados y tostados, es balsámico y mineral. En el paladar entra fácil, es amplio, amable, fresco, con buena acidez y unos taninos bien maduros. De cuerpo medio, con un postgusto largo y refrescante, en el que vuelve a aparecer una exquisita variedad de frutillos silvestres rojos y negros. Pleno de carácter y de terruño.