El parricida de Sueca: "Sí, permití que mi hijo cogiera la llamada de su madre y que escuchara cómo lo mataba"

El parricida de Sueca asume el asesinato de Jordi, de 11 años, pero intenta culpar de nuevo a su exmujer del crimen alegando que «me dejó solo»

José Antonio A. C. se niega a responder a las preguntas de las letradas y solo contesta a los abogados

El parricida de Sueca, ante el jurado

Ignacio Cabanes

José Antonio A. C., el vecino de Sueca que el 3 de abril de 2022 mató de 24 cuchilladas a su hijo de 11 años recién cumplidos en su casa, admitió ayer el crimen, pero lo hizo a regañadientes y, una vez más, trató de culpar a su exmujer, porque "me dejó solo" o al niño porque "me dijo que yo no era su padre". Desde ayer, el parricida de Sueca se sienta en el banquillo de los acusados para ser juzgado por un jurado popular compuesto por seis mujeres y dos hombres (dos de ellos son suplentes) que deberán decidir, no ya si mató o no al niño, algo que reconoce, sino si cuando lo hizo sufría algún tipo de enfermedad mental o estaba bajo la influencia del alcohol, del que, dice, es dependiente.

El juicio contra José Antonio A. C. comenzó ayer en la Ciudad de la Justicia y se prolongará hasta este viernes, si se cumple el calendario fijado por la magistrada ponente –la misma que presidió el jurado del caso Marta Calvo–, después de que el acusado rompiese en el último momento el acuerdo por el que la vista oral se iba a cerrar con una conformidad. Eso sucedía a las puertas de la Navidad, y obligó a aplazar el juicio hasta después de las vacaciones navideñas.

«Mató a su hijo por pura maldad. Es una persona mala. Los forenses les dirán que no sufría trastornos»

Letrado de la Generalitat Valenciana (acusación popular)

"Su vida está acabada"

El testimonio del acusado centró buena parte de esta primera sesión. Y no defraudó. Antes, el letrado de la administración de Justicia (LAJ) había leído a los jurados los escritos de calificación provisional de todas las partes, empezando por el de la Fiscalía, que pide para José Antonio A. C. prisión permanente revisable por el asesinato y otros siete años más de cárcel por maltrato habitual (físico y psíquico), amenazas y quebrantamiento del alejamiento al que fue condenado por uno de esos episodios de maltrato.

A continuación, la fiscal explicó a los miembros del jurado por qué solicita esas penas y por qué es un crimen machista, mientras que la abogada de la acusación particular en nombre de la madre se centró en detallar las durísimas secuelas que el asesinato de Jordi dejó en ella. "Su vida está acabada", sentenció.

"Presten atención a los forenses"

Y remató el abogado de la Generalitat Valenciana, personada en esta causa como acción popular, como ocurre siempre que hay un crimen machista. El letrado explicó al tribunal popular por qué este es un claro ejemplo de asesinato de género en su modalidad vicaria: "Mató a su hijo no porque le importara mucho o dejara de importarle, sino para hacerle el máximo daño a la madre. Presten mucha atención a los informes médicos forenses, porque la defensa buscará convencerles de que tenía una anomalía psíquica. ‘Me endemonié’, les llegó a decir a los forenses. Pero todos ellos han coincidido en que en el momento de los hechos no sufría ninguna alteración, tampoco por el alcohol, y era plenamente consciente de lo que hacía. No está loco, sabía perfectamente lo que hacía. Es maldad. Es una persona mala".

La defensa trató de aferrarse a esa supuesta alteración psíquica y al alcoholismo, y pidió a os jurados que no se fijaran solo en el blanco o el negro, "sino en los grises". Y llegó el turno del acusado. Decidió contestar a su abogado y también al de la Generalitat, ambos hombres, y no hacerlo a las preguntas de la fiscal y de la abogada de la acusación particular, ambas mujeres.

"Jordi pagó el pato"

Responder al letrado de la Generalitat lo dejó en evidencia. Durante un largo y difícil interrogatorio porque José Antonio A. C. se limitó prácticamente a responder con síes y noes, no pudo esconder, aunque trató de negarlo, cómo esa pérdida de poder sobre su exmujer, Dolores, engendró el crimen de su hijo. «Jordi pagó el pato», admitió haberle dicho a los forenses. También que "si ella hubiera vuelto conmigo, no lo habría matado".

"El niño gritó, dio un alarido gritando ‘mamáaaaaa’ y la llamada se cortó». Fue lo último que escuchó la madre"

Abogado de la acusación popular

De su boca salió que la relación se deterioró "cuando ella dijo que se había enamorado de otro y que quería separarse". En las dos ocasiones en que Dolores intentó romper con una relación descrita por su hermano como de "aislamiento social y familiar y acoso y control constantes", el 14 de febrero y el 13 de marzo de 2021, José Antonio A. C. respondió agarrándola del cuello y estampándola contra la pared o contra la cama. Y colocándole un cuchillo en el cuello. 

Lo admitió en agosto de ese año 2021, tras ser por fin detenido y juzgado por los malos tratos, lo que le favoreció con una condena pequeña (42 días de trabajos para la comunidad y 16 meses de alejamiento), pero ayer, en el juicio por el parricidio, lo negó, lo que llevó al letrado de la Generalitat a pedir que se facilitara a los jurados la declaración realizada ante el juez de Sueca durante la instrucción del asesinato para que viesen que ayer el reo no dijo la verdad.

Hubo varios momentos reveladores, como cuando, a la pregunta de si había aceptado la separación, respondió: "No, porque me dejó a solas". De nuevo, el intento de culparla a ella.

El presunto asesino se muestra tranquilo durante el primer día del juicio.

El presunto asesino se muestra tranquilo durante el primer día del juicio. / Miguel Angel Montesinos

"Me dijo que no era su padre"

Y llegó el día del asesinato, el 3 de abril de 2022. Jordi había cumplido los once años dos días antes, el 1. Insistió una y otra vez a su ya exmujer en aquel momento que le llevara el niño a su casa (Dolores había huido con el pequeño un año antes, tras el episodio del cuchillo y el intento de estrangulamiento, y se había refugiado en casa de sus padres, en Cullera).

A preguntas de la acción popular admitió que Dolores cumplía religiosamente y le llevaba cada domingo el niño. Y también a preguntas de ese abogado admitió que nada más llegar el pequeño hubo una discusión con él. "No quería estar en casa. No estaba a gusto". A preguntas de la magistrada, el acusado acabó diciendo que en realidad había discutido con el niño "porque me dijo que yo no era su padre". El menor, en caso de que realmente le hubiera dirigido esa frase a su progenitor, tenía 11 años recién cumplidos. Su padre, 47.

Como una letanía, el letrado fue preguntando por el momento del asesinato. José Antonio A. C. no se inmutó. Tampoco durante el resto de la sesión, ni siquiera cuando el LAJ había leído, al inicio de la sesión, la lista y ubicación de todas y cada una de las 24 cuchilladas (casi todas frontales) que le sirvieron para segar la vida de su único hijo Jordi.

Con un "sí" o un "no" admitió que Jordi era lo que más quería Dolores –llegó a decir, en un lapso, que era él mismo lo que ella más quería, pero enseguida corrigió– y también la sucesión de detalles del crimen. Así, después del "discutimos porque me dijo que yo no era su padre", siguió reconociendo con monosílabos que le agarró del cuello y le clavó el cuchillo. "Varias veces. No sé cuántas. Sí, la madre llamó cuando lo estaba acuchillando y sí, recuerdo que cogió la llamada. Sí, le permití coger la llamada y que escuchara cómo lo estaba matando".

"El niño gritó, dio una alarido diciendo mamá y luego la llamada se cortó. ¿Usted permitió que el niño lo cogiera y que ella lo escuchara?", interrogó, finalmente, el abogado público. "Sí, lo permití". "¿Y siguió acuchillando al niño?". "No lo recuerdo". Los forenses, que declararán el jueves, contabilizaron 24 cuchilladas, 17 de ellas frontales y en el cuello.