La mentira en política tiene que tener un coste electoral. No puede ser que un presidente mienta y no pase nada. Pedro Sánchez mintió a todos los españoles cuando dijo que no pactaría con Unidas Podemos. No solo no pactó con la formación de Pablo Iglesias sino que los metió en el Gobierno con varios ministerios y con una vicepresidencia. Con EH Bildu ha buscado acuerdos puntuales para sacar adelante leyes tan importantes como los PGE, pese a decir igualmente que no pactaría nada con los herederos de ETA. Y lo mismo ha ocurrido con ERC. Un socio que solo busca sus propios intereses, como ha demostrado votando en contra de la reforma laboral y de la modificación de la ley del sí solo es sí.

Sánchez ha hecho todo lo contrario de lo que prometió. Ha pasado igual con los indultos y con delitos como la sedición o la malversación. Rebajando penas para beneficiar a los políticos presos catalanes condenados por organizar un referéndum ilegal como fue el 1-O, el mayor ataque contra la democracia y las instituciones del Estado en estos últimos cuarenta años de democracia. De castigar con más penas de cárcel estos delitos que ponen en peligro la unidad de España se ha optado por eliminar el delito de sedición y rebajar el de malversación del Código Penal.

Se ha rebajado la tensión en Cataluña, pero a costa de cesiones al independentismo y de que el Estado pierda instrumentos legales que garanticen la unidad de España ante nuevos intentos de golpe de Estado, como el que se produjo el 1-O.

Sánchez no tiene ninguna credibilidad.  Ha vuelto a mentir con los peajes que serán obligatorios en las autovías a partir de 2024 porque es un compromiso que ha hecho España para poder recibir los fondos europeos.

Ha defraudado a muchos votantes socialistas que le dieron su confianza y creyeron en su palabra. Los resultados del 28-M donde el PSOE perdió todo el poder territorial que mantenía, salvo en Castilla La Mancha, demuestran la voluntad de cambio de la sociedad española que se materializará este próximo domingo 23-J, echando a Sánchez de la Moncloa.

No es ninguna casualidad que haya sido únicamente en Castilla La Mancha, con una nueva mayoría absoluta de Emiliano García- Page, el más crítico con Pedro Sánchez junto al ex presidente de Aragón Javier Lamban, quien haya sido el único barón capaz de mantener el poder autonómico. El otro gran feudo socialista que era Andalucía también lo han perdido, tras cuatro décadas de gobiernos socialistas.

La ley del solo sí es sí, posteriormente modificada con los votos del PP y Vox, el resto de sus socios no apoyó la modificación porque consideraban que se había eliminado el consentimiento, aunque salió del ministerio de Igualdad fue aprobada en el Consejo de Ministros. Por tanto, sus efectos y consecuencias son responsabilidad de todo el Gobierno y no de un ministerio.  Una ley que ha dejado en la calle a más de un centenar de violadores y ha rebajado la pena a más de un millar de agresores sexuales.

El balance de esta legislatura con el primer gobierno de coalición de la democracia, yo lo calificaría de mediocre, sobre todo por las grandes discrepancias que ha habido en su seno en cuestiones tan importantes como es la ayuda a Ucrania y la posición de España como miembro de la OTAN, continuamente cuestionada por sus socios de Unidas Podemos.

La alternativa a la izquierda de Pedro Sánchez tampoco es la mejor de las opciones posibles con una amalgama de partidos de extrema izquierda,  hasta 15 formaciones políticas integran Sumar, liderada por Yolanda Díaz, que lleva en su programa electoral un referéndum de autodeterminación en Cataluña y un programa económico y fiscal para España que hará que muchas empresas se vayan a otros países a montar sus negocios. Un programa muy intervencionista a nivel económico que aniquila la iniciativa privada y la economía de libre mercado y que da todo el peso al Estado, interviniendo en la economía.

Tampoco en la derecha las cosas están muy claras con un  Alberto Núñez Feijóo cada vez más preso de Vox, como hemos visto en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, donde finalmente han pactado Gobiernos de coalición, como en la Comunidad Valenciana, Extremadura o Canarias, donde el PSOE fue la lista más votada y a pesar de ello no ha conseguido formar gobierno, pese a la oferta de Núñez Feijóo para que gobernara la lista más votada. Oferta que le volvió a repetir a Pedro Sánchez durante el debate cara a cara entre ambos dirigentes.

Núñez Feijóo se ha mostrado con mucha ambigüedad respecto a sus pactos con Vox. Le ha faltado un discurso más claro y contundente. También creo que fue un error que no participara en el debate a tres en la televisión pública, donde sí asistieron Pedro Sánchez, Santiago Abascal y Yolanda Díaz. No solo fue un desprecio a la audiencia también a los votantes del PP que no tuvieron la oportunidad de ver a su candidato confrontando ideas con el resto de candidatos.

Mi voto al PP estas elecciones no es por los méritos de Núñez Feijóo o del PP, que creo que son bastante escasos sino que es un voto contra Sánchez  y contra una forma de hacer política que se ha alejado de los posicionamientos socialdemócratas, como ha sido históricamente el PSOE, con aliados como ERC o EH Bildu que ponen en peligro la unidad de España.

Si se confirma una nueva mayoría progresista con el PSOE y Sumar, más el apoyo de los partidos independentistas, estos ya han dicho que van a elevar sus exigencias. Y ya sabemos a qué se refieren.