Veo estupefacto la foto del residente de Carlet caído en el suelo y es mi deseo expresar mi indignación y repulsa por la poca ética de algunos que quizá se denominen profesionales de la geriatría. Es evidente que dicha fotografía está preparada. Un residente no puede caer en esa posición salvo que la barandilla esté bajada. ¿Que pasó? ¿que el fotógrafo subió la barandilla antes de hacerla para no comprometer a los responsables de la caída? No veo otra explicación. Usar así la imagen de los residentes para reivindicar necesidades sólo demuestra la baja catadura moral de quien lo hace. El Comité de Empresa y resto de profesionales que hemos visto estos días declarando deberían haber sido los primeros en afirmar que publicar dicha fotografía es vergonzosa e intolerable y no aprovechar la circunstancia para solo cargar contra la política de personal, porque de ese modo se abre la puerta a que se continúe con esa irresponsable actitud de desprecio por la dignidad de los residentes y pone en evidencia lo que para algunos mal llamados profesionales representan éstos. Nada...

Una caída es algo que entra dentro de lo posible, aunque no deseable, en un entorno residencial sobre todo con personas altamente dependientes e inquietas pero de eso a utilizar la imagen como si fuera algo habitual buscando el impacto social de la misma no debería tolerarse y espero que todo el peso de la ley caiga contra los autores de la misma para evitar que se repitan hechos como éste. Es muy fácil buscar responsabilidades en los escalafones más débiles del organigrama pero en estos casos concretos la opinión pública no debería apoyar la publicación de esas imágenes ya que no arrojan ninguna luz sobre las verdaderas necesidades de los centro públicos residenciales donde el buen hacer profesional es la norma. Repito, vergonzoso e indignante. Juan Ramón López Olano. Valencia