La Conselleria de Infraestructuras y el Ayuntamiento de Castelló buscan la fórmula más barata para preservar los restos de la muralla medieval encontrados en las obras del Tram en la calle Gobernador. Se han comprometido a mantenerlos al aire libre, pero ante la falta de fondos económicos la propuesta que prevén ejecutar pasa por salvaguardar una pequeña parte de la fortificación que se ubica fuera del trazado del Tram.

Los vestigios del siglo XIV se encuentran en su mayor parte justo en la traza del bus guiado y para su conservación hay tres soluciones técnicas: desviar el recorrido y mantener la muralla en superficie, colocar una capa de metacrilato transparente en el tramo del bus guiado y los restos serían visibles, y, por último, tapar la muralla que discurre por el itinerario del Tram liberando simplemente una parte que no afecta al trazado del transporte.

Las dos primeras alternativas garantizan un mayor impacto de los restos, pero también son las más caras. Es por ello que el ayuntamiento y la Conselleria de Infraestructuras han optado por la tercera alternativa por ser más viable económicamente. El gobierno local ha trasladado a la Conselleria de Cultura su apuesta por la citada solución. Ésta consistiría en cubrir la muralla que confluye con el tramo del bus guiado, señalizándose su localización en el recorrido del Tram y manteniéndose únicamente al aire libre una mínima muestra de los restos en una especie de cuadrado acondicionado -con iluminación- denominado "ventana arqueológica".

El portavoz del equipo de gobierno, Miguel Ángel Mulet, subrayó que esta medida materializa el acuerdo del pleno de febrero en el que el ayuntamiento se comprometió a salvar los restos de la muralla. Falta la respuesta de Cultura, pero todo hace indicar que esta "ventana arqueológica" será la solución definitiva. El Consell carece de recursos para desviar el trazado del Tram, como ha planteado el grupo socialista. Expertos arqueológicos consultados por este diario consideran que esta medida se trata de un parche. Mientras tanto, prosiguen las catas arqueológicas en una muralla que regurgitó el pasado mes de enero.