La lluvia registrada durante el día de ayer no asustó a los cientos de vecinos de Benicarló, que bajo paraguas y acompañados por la música festiva de una charanga acompañaron hasta la ermita en romería a Sant Gregori.

La celebración de la festividad estuvo organizada por Amics de Sant Gregori con la colaboración del ayuntamiento y, aunque pasada por agua que restó magia popular, sirvió para celebrar una romería diferente en la que los paperines -alrededor de 10.000- cobraron protagonismo, como todos los años, en las solapas de los vecinos. Tras chispear antes de que el santo saliera de la iglesia parroquial de Sant Bartomeu, la lluvia se intensificó en cuanto empezó la romería, por lo que el paisaje se cubrió de paraguas y el santo, una talla de fusta policromada, cubierto con plásticos, pudo realizar todo el trayecto hasta el ermitorio. La devoción por Sant Gregori está vinculada a la erradicación de las mortíferas plagas que en el pasado asolaron la localidad.

Una vez en la ermita, se celebró la misa y la elaboración de las paellas. La leña crepitó igualmente a pesar de las condiciones climatológicas y, aunque el ambiente quedó algo deslucido, ante los fogones se vivió con intensidad la elaboración del plato estrella que acompaña siempre la celebración del copatrón de la ciudad. Así, los 500 kilos de carne y todos los ingredientes adquiridos pudieron ser disfrutados por los vecinos que acompañaron a la romería, y los que se incorporaron más tarde a la fiesta. A partir de las 16 horas, el sol volvió a asomar entre las nubes, lo que permitió que la jornada finalizase con las temperaturas más elevadas el resto del día.