Los responsables del cementerio parroquial de Torrent han comenzado a desmantelar los dos bloques que fueron declarados en ruinas hace un año y que albergan 415 nichos y más de 1.000 cadáveres. Las exhumaciones de los restos mortales se realiza cada día en presencia de los familiares, que han sido convocados por la institución.

Tras depositar los restos en bolsas sépticas y posteriormente trasladarlos bien a zonas habilitadas o bien a otros nichos que los familiares eligen, ataúdes, flores y otros enseres se amontonaban en una esquina del propio cementerio y se quemaban en una fogata. Así se ha desarrollado en 150 casos en los últimos días.

Aunque el camposanto dispone de un crematorio para los cadáveres y otra instalación para los restos no humanos, como establece la legislación, que es la que se utiliza habitualmente, la falta de capacidad de ésta para el volumen de exhumaciones que se está realizando hizo que el personal del cementerio optara por apilarlos y quemarlos al aire libre.

No obstante, tras las quejas de algunos usuarios del cementerio porque la medida es "irregular y totalmente antihigiénica" y porque "es una falta de delicadeza en un tema tan sensible", la junta rectora ordenó ayer por la tarde paralizar las cremaciones por ese sistema. "Los restos se depositarán a partir de ahora en contenedores y se taparán y se irán quemando de forma paulatina en la instalación que corresponde", indicaron ayer fuentes de la junta rectora, que lamentaron que la medida hubiera herido a algunas personas.

Quejas de las familias

Por otra parte, familiares de fallecidos que ayer acudieron al camposanto tras haber sido convocados por escrito por la parroquia criticaron que algunos nichos ya estaban abiertos cuando llegaron y, en algún caso, los restos del interior no estaban.