Diez millones de euros. Ese es el precio que Ikea tendrá que pagar para instalarse en Alfafar en virtud del acuerdo a tres bandas que, hace meses, adoptaron la multinacional sueca, los propietarios del terreno (Alfafar Parc) y el ayuntamiento, dirigido entonces por el socialista Emilio Muñoz. El dinero, al que la firma habrá de sumar el coste que le suponga construir la tienda, servirá exclusivamente para sufragar la reordenación de accesos que exige el ministerio, tal como ha podido saber Levante-EMV de fuentes de toda solvencia.

A cambio, la agrupación de propietarios y el consistorio aportarán gratuitamente el suelo a la multinacional, tanto para ejecutar los nuevos accesos como para edificar el establecimiento: Alfafar Parc cede parte de sus terrenos y el ayuntamiento entrega el 10% del suelo que le corresponde por aprovechamiento urbanístico, según consta en el convenio firmado entre ambas partes. Ikea, por su parte, recibe gratis la pastilla urbanística que necesita para levantar su tienda -45.000 m2 tras la modificación que exigió en verano- y para llevar a cabo la reordenación viaria que condiciona el proyecto, puesto que sin ella el ministerio no permitirá la apertura de una nueva zona comercial en el lugar, saturado ya de por sí cada fin de semana o festivo.

Con el acuerdo, pactado hace meses, todos ganan. Los propietarios porque, aunque renuncian a los beneficios inmediatos que les generaría la venta de suelo a Ikea, se garantizan unas ganancias que probablemente sean aún mayores. Alfafar Parc se ha reservado la gestión y explotación del centro comercial que envolverá a la tienda sueca, unos locales que pondrá en alquiler y que, con toda seguridad, pagarán a precio de oro todas aquellas empresas que quieran estar cerca de la multinacional y aprovecharse del enorme volumen de visitantes que arrastran sus establecimientos. Además, al ejecutar la firma sueca los nuevos accesos, les soluciona un importante e inesquivable escollo: la correcta adecuación de las entradas y salidas de la zona comercial cuya explotación se reservan los propietarios.

Beneficios con el IBI y empleo

Otro de los vértices del triángulo, el Ayuntamiento de Alfafar, también sale notablemente beneficiado del convenio firmado en tiempos del alcalde socialista Emilio Muñoz y que el actual, el popular Juan Ramón Adsuara, no acertó a confirmar ayer. Según el acuerdo planeado hace meses, los terrenos que corresponden al consistorio en concepto de aprovechamiento urbanístico (el 10% del PAI), pero compensa esa pérdida económica con una reclasificación del suelo -pasó de ser huerta a zona comercial- y una revisión catastral que, en unos años, generará al ayuntamiento unos ingresos de tres millones anuales gracias al IBI.

Además, consigue no tener que sacar ni un euro para llevar a cabo la remodelación de accesos, unas obras que, antes o después, habría tenido que afrontar para garantizar la supervivencia de la zona comercial actual -saturada de tráfico- o para colaborar con Fomento en la proyectada reforma de la V-31, más conocida como Pista de Silla. Y, lo que es más importante, logra el compromiso de Ikea de que en todos los empleos que genere, tanto directos como indirectos, tengan preferencia los vecinos de Alfafar.