La agricultura ecológica ha empezado a dejar de ser una entelequia en el Poble Nou de Benitatxell. Ahora viene otro paso: demostrar que la nueva agricultura tendrá peso en una economía local que, a la fuerza, debe ser más diversificada y huir del monocultivo del ladrillo.

El ayuntamiento, implicado en este proyecto de reconversión de los cultivos tradicionales, presentó ayer la primera cosecha ecológica de uva moscatel. El alcalde, Josep Femenia, el concejal de Fomento Económico, Manolo Segarra, el técnico que coordina el proyecto de Moscatel Ecológico, José Manuel Bisetto, y la técnica de Ecosistemas Agroforestales de la Universidad de Valencia, Pilar Xamaní, junto a los agricultores que participan en esta experiencia piloto, presentaron la primera cosecha de la nueva uva moscatel.

El biomoscatel del Poble Nou de Benitatxell "ya es una realidad" y cuenta con su primera cosecha "modesta", pero que abre muchas expectativas "con vistas al futuro", destacó el alcalde.

"Esta experiencia en la investigación del moscatel ecológico es única y pionera", remarcó José Manuel Bisetto. Mientras, Pilar Xamaní incidió en que estos cultivos combinan "la sabiduría y conocimiento del terreno, la tradición de los labradores y la introducción de conocimientos científicos para eliminar residuos químicos y convertirlos en respetuosos con el medio ambiente".

La vendimia de esta primera cosecha sostenible se prolongará hasta finales de septiembre. El moscatel es una variedad de uva tradicional del Poble Nou de Benitatxell y de otros pueblos de la Marina Alta como Teulada.

En los últimos meses, siete agricultores del Poble Nou han formado el grupo dinamizador de este proyecto. Han cedido sus campos de viñas para las pruebas de esta experiencia piloto. Los técnicos han introducido técnicas de residuo cero. La cosecha prevista alcanzará los 7.700 kilos de uva sin residuos químicos.

Bisseto recordó que el moscatel es "un producto de excelencia que en el Poble Nou de Benitatxell tiene unas peculiaridades" muy definidas. Es diferente al de otros pueblos "por su geografía y la influencia del viento de Llebeig que aporta a la uva matices distintos", explicó.

Este experto precisó que la introducción de nuevos sistemas y técnicas debe ir acompañada de acciones de formación. Esta experiencia, subrayó, también debe calar en los ámbitos educativo, en la promoción turística y en el comercio.

De hecho, para la primera cosecha ya se ha creado una red de establecimientos colaboradores de la marca Biomoscatel del Poble Nou de Benitatxell, que comercializarán el producto con criterios de comercio justo y de proximidad.