La fundación Joan Fuster ya no verá la luz. La creación de una institución pública que velara por el legado del ensayista de Sueca, que había sido reclamada desde diferentes sectores desde la muerte del escritor, de la que se acaban de cumplir recientemente 20 años, queda definitivamente aparcada.

La asunción de la gestión directa de la Casa Fuster por parte del Ayuntamiento de Sueca, con un acuerdo de cesión para diez años por parte de la Generalitat, garantiza el cuidado del amplísimo legado, que el heredero del escritor, Josep Palacios, también ha cedido. Precisamente Palacios y los albaceas del intelectual han desistido de impulsar una fundación, cuya constitución ha estado paralizada durante años, al considerar que no es la fórmula más adecuada para conservar el fondo bibliográfico.

Aparcada la fundación, los responsables de la Casa Fuster se centran en el inminente inicio de los trabajos de digitalización de la correspondencia del escritor, compuesta por más de 25.000 cartas, según han explicado. La documentación es propiedad de la Biblioteca de Catalunya, institución a la que Fuster legó las cartas a su muerte. La digitalización se inicia ahora después de que a mediados de los años 90 se realizara un intento de microfilmación de una parte de la correspondencia, unos trabajos que tuvieron que abandonarse porque se realizaron en condiciones técnicas bastante deficientes y que ahora aumirá el consistorio.