Los profesores de la Universidad de Valencia Antonio López Alemany y Germán Ramírez Aledón, con el patrocinio de la editorial Ulleye, se desplazaron días atrás -entre el 13 y el 16 de abril- a Lisboa para localizar los restos mortales del eminente y polifacético setabense Francisco de Paula y Martí, conocido como el taquígrafo Martí. Francisco de Paula Martí Mora nació en Xàtiva el 22 de abril de 1761, estudió en su ciudad natal y encaminó su formación al arte del grabado, alcanzando un premio en la Academia de San Carlos en 1786 y cinco años después ingresó como académico en la de San Fernando, en Madrid. Fue también socio de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, donde dirigió la escuela de Taquigrafía y las primeras aulas de enseñanza de la lengua de signos para sordos. Aquí vivió durante el resto de su vida, excepto en las etapas en que se vio obligado a salir de ella: a Cádiz de 1808 a 1814 por la guerra, y a Lisboa en 1827 en busca de cura a su enfermedad en las aguas termales de Caldas da Reinha, localidad cercana a la capital. El traslado a Lisboa fue precedido de un permiso que le concedió el Secretario de Estado a principios de abril de aquel año y la razón era que su hijo -Ángel Ramón o Angelo Raymundo- residía en dicha ciudad desde 1821, donde trabajaba como taquígrafo de las Cortes portuguesas. En 1822 tradujo al portugués y publicó en Lisboa la Taquigrafía de su padre, en colaboración con Pedro Barinaga, condiscípulo suyo en Madrid. Este viaje de Martí no tuvo retorno. Allí murió el 8 de julio de 1827; allí reposan sus restos mortales y en busca de esos últimos momentos fueron los profesores a la capital lusa.

En 1922 se iniciaron los preparativos del centenario de la muerte de Martí por la Federación Taquigráfica Española, la Unión Taquigráfica Valenciana y las de otros países de Europa y América. Revistas como Valencia TaquigráficaAcción Taquigráfica publicaron numerosos trabajos sobre Martí y su centenario. Además de los actos, congresos, conferencias... que se previeron, destacaron dos gestiones: levantar un monumento al introductor del arte taquigráfico y localizar sus restos mortales.

Enterrado en un convento

Tras años de pesquisas se hizo la averiguación; se constató que estaba enterrado en el convento de San Pedro de Alcántara de Lisboa, pero en una iglesia de esta construcción religiosa. Bajo el suelo de madera de la nave central se hallan hasta hoy los restos óseos sin orden ni identificación de muchas personas allí enterradas. Entre esos restos están los de Martí.