Si el caso Método 3 ha demostrado que el espionaje político existe (antes era un secreto a voces), ahora el juzgado de instrucción número 3 de Dénia puede constatar que las escuchas telefónicas y las grabaciones a hurtadillas de las conversaciones han llegado también a los ayuntamientos. Este juzgado debe investigar -todavía no ha asignado diligencias- la denuncia que presentó el pasado 1 de agosto el alcalde de Teulada, Antoni Joan Bertomeu, del PP. El munícipe asegura que su línea de teléfono del ayuntamiento y también la privada están pinchadas.

En la denuncia, a la que ha tenido acceso este diario, Bertomeu advierte de que pueden estar cometiéndose los delitos de escuchas ilegales e interceptación ilegal de las telecomunicaciones (artículos 197 y 536 del Código Penal) y aporta, precintado, un informe de una empresa experta y homologada por la Dirección General de la Policía que acredita que sus líneas de móvil están intervenidas. Esta empresa, que, según la denuncia, realizó un barrido ambiental en el propio despacho de alcaldía, descarta que el pinchazo sea mediante el sistema SITEL, que es el que utiliza el Ministerio del Interior, es decir, la Policía Nacional, la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia.

Por tanto, las escuchas serían ilegales. El informe concluye que las conversaciones telefónicas del alcalde están "siendo interceptadas por tarjetas SIM clonadas".

En su denuncia, Bertomeu precisa que albergaba "sospechas" de que sus dos líneas de teléfono pudieran estar intervenidas y de ahí que encargara a esa empresa especializada en telecomunicaciones que investigara el posible pinchazo.

La conclusión del informe técnico no deja lugar a dudas. El barrido ambiental constató que al munícipe se le estaba espiando. Esa investigación se efectuó a mediados de julio. Días después, Bertomeu acudió al juzgado de guardia y presentó la denuncia.

Antoni Joan Bertomeu es alcalde de Teulada desde que a finales de marzo de 2009 dejó el cargo José Ciscar al ser nombrado delegado del Consell en la provincia de Alicante. Ya como cabeza de lista, revalidó en 2011 la mayoría absoluta del PP en este municipio de 14.578 habitantes de la Marina Alta. Sin embargo, ya entonces empezó a hacerse visible el desencuentro entre Bertomeu y el ahora vicepresidente del Consell.

El pasado mes de enero, con la elección de la ejecutiva local del PP, el alcalde quedó orillado. Los afines a Ciscar, con Raúl Dalmau, su mano derecha, a la cabeza, tomaban el poder del partido. Se iniciaba una lucha sorda, pero sin cuartel.

Luego, el entorno de Bertomeu atribuyó al sector ciscarista las filtraciones sobre irregularidades en el restaurante de la familia del actual alcalde, que sus padres abrieron en 1960 en la playa de l'Ampolla y que, según los informes de Costas, no invade ni un centímetro del deslinde marítimo-terrestre.

El grupo municipal del PP cerró filas con Bertomeu y denunció los ataques contra él y su familia y el intento de desestabilizar el ayuntamiento.