La Cova del Randero, ubicada en la Marina Alta, ha escrito una nueva página en su historia. Arqueólogos del MARQ (Museo Arqueológico de Alicante) y de la fundación con el mismo nombre han podido datar la ocupación humana más antigua de esta cueva, que corresponde al neolítico medio.

El equipo multidisciplinar, dirigido por Jorge Soler Díaz, Consuelo Roca de Togores y Olga Gómez Pérez, inició este mes de septiembre la séptima campaña de excavaciones en este lugar, que contó con la participación de profesionales de la Universidad de Valencia y del Museo Arqueológico de Valencia, además de estudiantes de las universidades de Alicante, Murcia, Madrid o Belfast.

Los arqueólogos han determinado que este espacio, situado en la localidad de Pedreguer, tuvo dos momentos de asentamiento humano: el más antiguo corresponde al año 5.050 antes de Cristo, cuando fue utilizada como hogar por pobladores pioneros -es decir, hace más de 7.000 años-, y el segundo momento está fechado con ochocientos años de diferencia, en el año 4.200 antes de Cristo, cuando sirvió como redil extensivo de ganado.

"Esta cavidad fue expoliada en los años setenta y después de las tareas de limpieza en los años 2007 y 2008 entramos en ella en niveles arqueológicos buenos. Hoy es una cavidad única para el conocimiento del neolítico medio en la Comunitat Valenciana", apunta el arqueólogo y conservador de Prehistoria del MARQ, Jorge Soler, que añade que la Cova del Randero, dentro del sistema neolítico "era una cavidad satélite, dependía de un poblado mayor. Las comunidades neolíticas se meten en cavidades que son idóneas y luego las usan como espacio para el ganado". Hay cuevas con características similares en la provincia de Alicante, como la Cova d'En Pardo, en la comarca del Condado de Cocentaina, donde también se determinó un nivel funerario, el uso de un redil y un hogar pionero, "y esta sería una continuidad de la investigación desarrollada en la Cova d'En Pardo", apunta Soler.

Estos datos han podido determinarse tras las dataciones de radiocarbono realizadas, que se llevan a cabo en un laboratorio de Florida (EE UU), a partir de los sedimentos o residuos encontrados, como las capas de cenizas de restos de combustión-los pastores quemaban en su interior para higienizar las cuevas-, así como los restos de excrementos de animales domésticos -ovejas y cabras, fundamentalmente- y las cerámicas halladas.

El trabajo en las excavaciones se realiza de forma multidisciplinar para ampliar la información con distintos especialistas en arqueología (animales), carpología (Semillas), antracología (carbones) o antropología física."

A través de la conservación de los sedimentos podemos obtener datos parciales de la vida humana. La gente deja sus cosas, sus cerámicas, sus adornos y su cotidianidad. El ganado, normalmente, era gestionado por pastores jóvenes adolescentes, ya que los mayores gestionan la agricultura, el poblado o la casa", explica Jorge Soler.

En la cueva de la Marina Alta, los trabajos se han desarrollado de forma ininterrumpida desde el año 2007, y la mayor parte de la última información se ha extraído de un área muy bien conservada en la sala de la entrada. La intención del equipo es continuar con la investigación, ya que la cueva tiene diversas galerías "y queremos seguir evaluando los distintos ámbitos de la cavidad para conocer mejor los usos y qué gestión hacían de este espacio", apunta el especialista del MARQ.