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José Luis Ferrer

"El papa Francisco quiere dar vida y espíritu al fruto del Vaticano II"

Ferrer cree que Juan Pablo II dejó sin abordar grandes retos como el papel de la mujer o el celibato

José Luis Ferrer, durante la entrevista. natxo francés

Usted es jesuita y el papa también. ¿Tenemos un revolucionario al frente del Vaticano?

¡Uy!, lo que está pasando en la Iglesia es muy interesante. Es importante que el papa Francisco reivindique su identidad jesuítica. Su itinerario en la Compañía de Jesús es muy dilatado. Reconoce que fue una persona autoritaria, que llegó a equivocarse en algunas decisiones. Y también ha asumido lo que representa la Compañía de Jesús desde el padre Arrupe, quien marcó la inflexión del Concilio Vaticano II, que es la gran adaptación de la Iglesia, el tan necesario «aggiornamento», como dijo Juan XXIII.

O sea, que cree que este papa volverá al Vaticano II.

Sus gestos, sus actos, sus decisiones, sus declaraciones, su forma de hablar demuestran que quiere reformar la Iglesia y dar vida y espíritu al fruto del Vaticano II. Y eso es muy importante porque la Iglesia somos todos y no solo la jerarquía. La Iglesia es el servicio del pueblo de Dios.

¿Cree que desde aquel Concilio Vaticano II hasta este papa la Iglesia ha perdido 40 años?

Ha habido aspectos muy decepcionantes. Juan Pablo II fue un papa un vigoroso, muy mediático, de mucha fe, pero anuló a la Compañía de Jesús. Y mantuvo entre paréntesis grandes retos de la Iglesia, como el papel de la mujer, la disciplina del celibato, la moral sexual, el trato a los divorciados, los planteamientos de la«teología de la liberación» o la imagen del mismo Vaticano. El papa Benedicto XVI presentó su renuncia y es ahora cuando empezamos a entender la importancia del gesto. No se fue por un tema menor, sino por una necesidad evidente de reforma. Y este papa Francisco ha cogido el toro por los cuernos.

Un cambio inspirado por el Espíritu Santo€

Yo creo que la elección del papa y la acción de la Iglesia está inspirada por el Espíritu Santo. Ocurrió con los otros, pero ahora ha llegado un viento nuevo en la Iglesia con el que estoy encantado.

En el ámbito local, el Palau sigue en pleno proceso de renovación con una obra en la tercera planta. ¿Cómo avanza?

Este es el tercer proyecto importante desde que yo llegué aquí, en 2001. El Palau entonces tenía un problema estructural muy importante. Se estaba abriendo y se tuvo que hacer una primera intervención urgente mediante un convenio con el Ayuntamiento de Gandia. Eso permitió abrir una relación fluida entre el ayuntamiento y los jesuitas para poner el Palau al alcance de la ciudadanía, que era una demanda de Gandia.

¿Aquel acuerdo supuso devolver el Palau al pueblo?

En cierta medida sí, porque, como es lógico, cuando los jesuitas lo compraron, a finales del siglo XIX, no es que ellos quisieran vivir en palacios, sino recuperar edificios que fueron un emblema de la Compañía de Jesús. Aquí es donde nació Francesc de Borja, el tercer general de la orden.

¿Qué se va a ubicar en la tercera planta cuando terminen las obras de rehabilitación?

Hay proyectos anunciados, como el Centro de Estudios Borgianos o el Museu de la Ciutat, que se vienen planteando desde hace veinte años. Pero las cosas han cambiado mucho y hoy debemos tener en cuenta que en Valencia ya hay un Centro de Estudios Borgianos, al que nos podemos asociar, y hay otras opciones que pueden resultar interesantes, como integrar el Museu Arqueològic en el futuro Museu de la Ciutat. Son ideas, pero lo importante es que primero terminemos la restauración.

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