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Alzira plantó la única falla ambulante

La comisión El Petardo, que surgió de una escisión y no tenía demarcación, inventó esta fórmula y paseó su monumento

Boceto de la falla ambulante. Levante-EMV

Fue la falla más paseada de la historia. Una comisión surgida en Alzira en 1949, fruto de una escisición de otra y que no contaba con demarcación propia, impulsó en la ciudad una falla ambulante que recorrió las calles durante todas las fiestas. «Por primera vez en la historia, la falla pierde su estatismo tradicional para lanzarse abiertamente por el cauce de lo dinámico?», trababa de explicar Vicente Sanz Castellacon estas palabras en el«llibret» de la falla El Petardo lo que en el año 1949 fue una experiencia sin precedentes, que tampoco tuvo continuidad en el tiempo: la construcción en Alzira de una falla ambulante que, ubicada sobre una plataforma con ruedas y tirada por un par de bueyes, recorrería las calles de la ciudad durante las fiestas josefinas.

La falla El Petardo nació como consecuencia de una escisión en la comisión de la plaza y se encontró con el problema de no contar con una demarcación propia en la que plantar su monumento. Finalmente y «tras vencer no pocas dificultades administrativas y delicadas cuestiones de 'límites fronterizos' con otras comisiones», según relataba Ernesto Colomer en un artículo publicado en el libro de la JLF del año 1977, la falla ambulante se plantó en la calle Calvo Sotelo -hoy Curtidors- «y eligió como lugar de 'aparcamiento', de descanso tras sus correrías alcireñas, el llamado Racó de Coves, donde el Bar Tropical, un pequeño oasis que ofrecía entonces nuestra placeta».

Salvador Andrés Pascual se refiere a esta falla en el libro del centenario como la falla «invisible» ya que, según relata, era un niño de apenas ocho años cuando se plantó y fue buscándola por diferentes calles de Alzira, sin éxito, hasta que se topó con ella «parada» en la subida del puente de Sant Bernat.

«Breve pero intensa vida»

Ernesto Colomer relata cómo en la noche de 1949, «cansada de su constante y bullicioso deambular por nuestras calles y plazas», la falla El Petardo culminó su «breve pero intensa vida» convirtiéndose en cenizas en la confluencia de las calles Calvo Sotelo y Colón, «muy cerca de donde nació».

La creación de la primera falla ambulante de la historia no fue la única novedad que aportó a la fiesta la comisión El Petardo, ya que también fue pionera en celebrar una presentación oficial de su fallera mayor y su corte de honor de forma individual, independiente del acto que hasta entonces celebrada la Junta Local Fallera.

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