Los vecinos de Montitxelvo (Vall d´Albaida) escaldaron ayer más de 350 kg de uva en una fiesta reivindicativa que tiene el objetivo de recuperar una práctica valenciana perdida. «Escaldar el raïm», fue habitual hasta los años 70 del siglo pasado en las comarcas centrales de la C. Valenciana. Y es que, aunque no se suela hablar de ello, el cultivo del viñedo y la venta de las pasas fue muy importante en la Marina, la Vall d´Albaida y la Safor.
De hecho, durante varios años desde tierras valencianas se exportaban más pasas que cítricos, a países como Estados Unidos, Gran Bretaña, y el norte de Europa. Este fruto seco era muy apreciado por su alto aporte energético, ya que los obreros se guardaban un puñado de pasas en el bolsillo, y no era necesario que pararan a comer.
La práctica tradicional consiste en poner el fruto en un «fornall d´escaldar» de hierro, una especie de colador con mango, y se introduce durante 7 u 8 segundos en agua hirviendo con sosa cáustica o una especie de lejía natural, hecha con cal y ceniza, con el objetivo de que la uva «es talle», pero no llegue a romperse. Además, al agua se le añade «jolivarda», hierba que da color a la pasa.
Una vez se saca la uva del agua hirviendo, «s´escampa» en «canyissos», y se deja secar al sol. Es muy importante que la uva no se moje, es por eso por lo que en las zonas en las que se hacía esta práctica se construyeron los «riurau», unas edificaciones con grandes arcadas, donde se transportaban los «canyissos» en los días que se temía que podía llover.
Los «riurau» son construcciones autóctonas, y se calcula que quedan unos 25 en la Safor, 50 en la Vall d´Albaida y 500 ó 400 en la Marina. Al dejar de cultivar uva, muchos se cerraron completamente y se convirtieron en casas, cocheras, o un lugar para guardar herramientas del campo. Durante el secado hay que girar los ramos de uva, que estará convertida en pasa en 7 u 8 días soleados.
El historiador Carlos Fuster es, junto a Casimir Romero, uno de los impulsores de que varios municipios valencianos estén realizando fiestas reivindicativas para que no se olvide esta práctica.
Lo que empezó siendo un encuentro entre amigos a principio de los años 90, se ha convertido desde 2013 en una cita en la que cientos de personas se juntan para recuperar una tradición y, según Fuster, rendir homenaje «a la gente que trabajó mucho».
El historiador empezó a interesarse por el tema cuando descubrió por casualidad una foto en la que su madre y sus hermanos posaban junto a grandes cantidades de uva extendida por el suelo del campo. «Estiró del hilo de la uva», como cuenta, y gracias a becas y premios fue investigando sobre el tema y descubriendo «riuraus».
Ahora, municipios como Ador, Terrateig, Jesús Pobre y Montitxelvo han recuperado esta práctica en los últimos dos años. Muchas personas mayores afirman que pensaban que no volverían a ver «escaldar uva» para hacer pasas. El historiador afirma que existe concienciación, y que cada vez más personas asisten a este acto, que supone una ocasión para recordar.
Desde la página de Facebook «Riurau amb panses» divulga estas actividades. Además, también realizó un documental, titulado «Temps de pansa. La memòria dels riurau», del que ya se han vendido 750 copias, y que se ha llegado a presentar en el Hogar del valenciano de Rosario (Argentina). Durante los últimos meses se ha estado proyectando en las plazas de muchos municipios valencianos, a modo de cine de verano. Además, también se ha podido visitar en varias localidades, como Gandia, una exposición de fotos antiguas y herramientas del campo, que documentan esta práctica tradicional.
Actualmente se está preparando un libro a modo de guía de la uva y la pasa (en valenciano, castellano e inglés), que se espera que esté listo para el Nou d´Octubre.
