Después de más de 500 años de tradición, la Semana Santa de Sagunt tiene uno de los elementos más significativos en las hachas encendidas que portan los cofrades. Convertidas en una de las imágenes icónicas de esta celebración, especialmente en las procesiones del Silencio y del Viernes Santo, estas antorchas dejan un rastro de cera a su paso, que puede resultar molesto, aunque los organizadores de esta fiesta, la Confraria de la Sang, nunca se han planteado cambios. El más reciente atisbo de polémica se zanjó con la instalación de moquetas, cuya eficacia es, en el mejor de los casos, desigual.

Así, quienes conviven a cierta distancia con esta celebración, se han resignado al chirriar de las ruedas durante días e incluso semanas después de la Semana Santa, aunque a veces también se producen sustos e incluso accidentes, como el que sufrió el año pasado, concretamente el 24 de abril, un vecino de Sagunt cuando conducía su motocicleta.

Tanto los agentes de la Policía Local como algunos testigos confirman que el vehículo «patinó consecuencia de la cera existente en la calzada procedente de las procesiones de Semana Santa», cuando «circulaba despacio». Estas pruebas, unidas al reconocimiento de que se había efectuado una limpieza «insuficiente» en la calle Sang Nova, sirvieron para que el juzgado contencioso administrativo número 1 de Valencia condenara recientemente al Ayuntamiento de Sagunt a pagar 5.727,06 euros de indemnización.

Y es que el juez considera que el consistorio, que meses antes de la sentencia había rechazado la reclamación presentada por el accidentado, debería haber adoptado, y no lo hizo, «todas las medidas necesarias para que el tráfico rodado en la calle fuera seguro para los conductores».

La negativa inicial de la administración local a atender la reclamación de 6.114,85 euros se basó en la teoría de que «no se acredita el nexo causal entre el funcionamiento de un servicio público y los daños sufridos por el demandante», un argumento que se repite en las decenas de procedimientos por responsabilidad patrimonial a los que se enfrenta cada año el ayuntamiento. En este caso, según la sentencia, tanto el parte de urgencias como el informe médico probaron que el accidentado había sufrido 35 días de baja no impeditiva, valorados en 1.100 euros; tres puntos de secuela como consecuencia de la subluxación clavicular al quedar una lesión permanente no invalidante con asimetría en hombro izquierdo por elevación de clavícula, lo que supone 2.109,71 euros; un punto por el perjuicio estético, lo que suma 668,23 euros; así como los daños materiales en la motocicleta, que ascienden a 1.849,07 euros.

A estos 5.727,06 euros, que se corresponden con la reclamación del demandante con la única excepción del factor de corrección que el juez le denegó, hay que sumar las costas procesales, hasta un máximo de 375 euros, a las que también tiene que hacer frente el Ayuntamiento de Sagunt.

Lejos de ser este un caso único, la principal diferencia con otros siniestros es que el afectado acudió a los tribunales, ya que, sin ir más lejos, en la Semana Santa de este año hubo más accidentes de motocicleta, por esta misma acumulación de cera en algunos puntos. La clave quizás la dio un testigo del último contencioso: «Este año se limpió cuatro veces y fue la última cuando la dejaron estupendamente, en el mes de julio».