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Autodidacta

Pasqualet cumple 90 años rodeado de "ninots"

El veterano artista planta por último año después de una trayectoria llena de premios

Pasqualet cumple 90 años rodeado de "ninots"

El maestro fallero Pascual Carrasquer Blasco (Sueca, 1926) se retira. El día 17 cumplirá 90 años y este mismo año ha plantado su falla número 500, según cuenta. Pasqualet, como los grandes artistas, mantiene la lucidez y el sentido del humor que le hizo popular desde sus primeros años trabajando la madera y el cartón para la confección de monumentos.

«Siempre he sido puntual en todo, hasta para nacer», bromea Carrasquer para explicar que vio la primera luz a los seis meses de gestación, un 17 de marzo «para no perderme el ambiente fallero». Ahora se retira satisfecho tras 72 años de oficio y enseñar a generaciones de artistas noveles. Fue el primer artesano de Sueca dedicado a estos menesteres y pionero, también, en abrir un taller de fallas en la Ribera Baixa.

Autodidacta, sigue trabajando el cartón como antaño. «Soy de los antiguos, y prefiero el cartón al corcho». Reconoce que con la nueva tendencia de modelado de ninots y figuras «se ahorran los moldes, pero a mí me gusta mucho más el cartón, porque hasta cuando se quema se ve la llama nítida y no hace tanto humo como el corcho». Y tan arraigado está a la tradición que no se vale de grúas para levantar el monumento. «Siempre lo hacemos a tombe», destaca. Dice que siempre lo ha hecho así y domina la técnica. La falla que este año también ha salido de su taller ubicado en la calle Xúquer va destinada a la comisión de Sucro de Sueca, con la que ya cumple 25 años consecutivos. La ha realizado con su ahijado, Pasky, que sigue la tradición. Pasqualet se ha encargado de los armazones, de la delicada construcción de la estructura de madera. Y Pasky le ha ayudado con los últimos detalles, a pintar y la preparación de lijar, «pero el resto lo ha hecho todo él, incluso serrar la madera con la máquina».

Su último Ninot Indultat

En la nave de trabajo tiene colgada una foto suya de 1927. «Ahí tenía 1 año de edad y mi madre ya me vestía con indumentaria valenciana», recuerda. «La blusita aún la conservo, y la mano que se ve en la fotografía es la de mi madre que me sostiene, porque yo tenía la misma altura que el respaldo de una silla», bromea.

Se despide por todo lo alto. Uno de sus ninots se salvará del fuego al ser indultado en la inauguración de la Exposició del Ninot organizada por la Junta Local Fallera de la capital de la Ribera Baixa. Es el último de una trayectoria llena de premios y distinciones. Ante la plantà, se mostraba tranquilo por el trabajo ya prácticamente finalizado pero su cabeza seguía pendiente de todos los detalles ante la responsabilidad inminente de cumplir lo mejor posible.

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